‘I robot’
La primera señal fue cuando tuve que resolver una de esas estúpidas captchas para demostrar que no era un robot. Y la primera alarma, cuando no supe resolverla. ¿Lo era? Me sometí entonces a una minuciosa prospección, examinando mis hábitos y costumbres a fin de detectar cualquier comportamiento sospechoso. Y empezó el sobresalto recordando lo mucho que me había identificado con aquel I Robot de Alan Parsons; también me atraían los replicantes de Blade Runner y me identificaba con Kraftwerk y su The Robots. Y confirmé no sin bochorno que había dejado de sentir empatía con el sufrimiento del prójimo, indiferente ante las miserias de los indigentes, ciego frente a las desdichas de los refugiados, impasible, frío y displicente ante la decadencia de un mundo injusto e insolidario. Aprecié entonces que no estaba solo, y no sería de extrañar que los robots verdaderos al final sean más humanos que nosotros.— Juan Pablo G. de Quijano Sainz. Barcelona.
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