La capital mundial de los derechos LGTB
Los países con índices altos de respeto a la diversidad tenemos que promover cambios legales y sociales en aquellos lugares donde no se apuesta por la igualdad
"En estos momentos estoy confinado en mi casa ya que he sido amenazado de muerte por individuos pertenecientes a pandillas y vendedores de narcóticos en mi ciudad. La violencia contra las personas se ha incrementado significativamente en los últimos años y el Gobierno está en decadencia por su corrupción. Los colectivos LGTBI ahora se mantienen en miedo por tanta violencia y odio y nos hacen ser algo que no somos. No somos libres para expresarnos, ni para ser quienes somos. Fui brutalmente golpeado hace dos meses al salir de una celebración LGTBI […], quedé inconsciente. Horas después, recuperé el conocimiento y tuve que caminar a mi casa porque también se llevaron mis pertenencias. Desde entonces he tenido mucho miedo y tuve que dejar mi empleo […], incluso han rayado las paredes de mi hogar con insultos hacia mí por ser gay. No tengo más alternativa que migrar del país, no estoy a salvo aquí y necesito ayuda". El relato de este joven hondureño que recibimos hace pocas semanas es solo una de las crecientes peticiones de ayuda y asesoramiento que llegan de países como Hungría, Jordania, Egipto, Marruecos o Kuwait, por mencionar solo las más recientes.
Más allá de reflejar la cruenta persecución y discriminación, con mayor o menor intensidad, hacia las personas LGTBI en todas las partes del mundo, estos casos individuales evidencian algo de crucial importancia: España es percibida cada vez más como la tierra de la esperanza para quienes sufren todo tipo de violencia por su orientación sexual o su identidad de género. Sin ir más lejos, cerca de 50 inmigrantes africanos esperan en el centro de internamiento de Melilla que se les conceda el estatus de refugiados por orientación sexual o identidad de género.
Unos 50 inmigrantes africanos esperan en el centro de internamiento de Melilla que se les conceda el estatus de refugiados por orientación sexual o identidad de género
El activismo a favor de los derechos humanos de las personas LGTB ha estado muy presente en España desde los inicios de la democracia. En 2017 se cumplen 40 años de la primera manifestación del Orgullo, que tuvo lugar en Barcelona. Si revisamos las imágenes de aquella época, podremos apreciar cómo ha pasado de ser una movilización ciudadana minoritaria —el miedo todavía estaba muy presente— a convertirse en la mayor expresión y celebración de la diversidad, que cada año colorea distintas ciudades del país en torno al 28 de junio.
Ahora tenemos una responsabilidad enorme. Debemos seguir manifestándonos y luchando por la plena igualdad de derechos para continuar iluminando los rincones más oscuros de este mundo con un claro mensaje a esas personas más vulnerables: precisamente porque entendemos —lo vivimos en carne propia— que tengáis razones para sentir pavor, sacamos nuestras banderas arcoíris a las calles para deciros que nunca estaréis solas.
España todavía no ha conseguido que la igualdad legal se convierta en una igualdad real en la vida cotidiana de todo el colectivo LGTBI. Sigue siendo necesaria una Ley de Igualdad LGTBI que promueva que los poderes públicos —como reza la Constitución— remuevan los obstáculos que dificultan la igualdad efectiva. A pesar del trabajo que queda por hacer, España puede considerarse un país líder en lo que a aceptación legal y social de la diversidad sexual y de género se refiere.
A pesar del trabajo que queda por hacer, España puede considerarse un país líder en lo que a aceptación legal y social de la diversidad sexual y de género se refiere
Los países que hemos logrado alcanzar unos índices más altos de respeto a la diversidad tenemos que servir de impulso para promover los cambios legales y sociales en aquellos lugares donde no se apuesta por la igualdad, motivo por el que la discriminación y los crímenes de odio por LGBTfobia son parte del día a día. Y, por supuesto, hemos de denunciar y exigir un cambio legal en aquellos países donde todavía se condena, incluso a pena de muerte, a personas adultas que voluntariamente tienen relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo. El Gobierno de España tiene entre sus prioridades en política exterior la lucha contra la discriminación por razón de género, orientación sexual e identidad de género, reflejo del compromiso de la mayor parte de la ciudadanía con respecto a este problema global. Estas prioridades deben materializarse, concretamente, en una apuesta decidida por la despatologización de la transexualidad, en la defensa sin ambigüedades de la despenalización de la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad, y en un compromiso firme con el refugio por orientación sexual o identidad de género.
En 2017 tenemos una oportunidad trascendental para seguir avanzando en esa dirección. Madrid acogerá por primera vez en la historia la celebración del World Pride, del Orgullo Mundial. El Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM) y la Federación Estatal de Lesbianas, Gay, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) somos las entidades responsables, entre otros muchos aspectos, de la manifestación, que se llevará a cabo el 1 de julio; pero queremos que las celebraciones y reivindicaciones sean consideradas como propias por el mayor número de personas y organizaciones posibles.
Con el lema "Por los derechos LGTB en todo el mundo" queremos insistir en la importancia de contribuir desde la más pequeña de las poblaciones de este país a esos necesarios avances que traigan la libertad a quienes son condenados simplemente por amar o por reivindicar su identidad. Nos necesitan, precisan de la suma de nuestras fuerzas, ilusiones, experiencias y compromiso para, algún día, poder también ser visibles y sentir el mismo orgullo, la misma dignidad, que nos mantiene en nuestro convencimiento de seguir defendiendo los derechos humanos.
Jesús Generelo es presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).
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