_
_
_
_

Ventajas de quedarse corto

Carlos Primo

En el año 40 a. C., el aristócrata romano Lucius Plotius Plancus fue acusado de traición por Augusto y decidió poner pies en polvorosa. Encontró un escondite seguro, pero cometió un error: se puso demasiado perfume, su olor le delató y acabó condenado a muerte. Plinio el Viejo, que recogió esta anécdota en su Historia Naturalis, la empleó como moraleja para alertar contra los peligros del lujo. Para él, el perfume era un vicio moral. Hoy, sin embargo, diríamos que el pobre Lucius no fue necesariamente un mal hombre, sino un torpe con un problema de sillage. Este término francés significa “estela” o “huella”, pero define algo muy específico: la distancia a la que el olor de un perfume es perceptible por los demás. Es decir, que si el sillage de un perfume es corto, habrá que acercarse mucho a la piel de quien lo lleve para olerlo. Si, por el contrario, es largo, podría acarrear miradas furibundas en un restaurante.

El emperador Heliogábalo era tan aficionado al perfume que decidió agasajar a sus invitados cubriéndolos de pétalos de rosa. Se pasó de frenada y hubo varias muertes por asfixia

En las series de abogados, el novato es, por definición, un pardillo que siempre lleva demasiada colonia. Manejar el perfume no siempre ha sido tan fácil como ahora. Los romanos, que llegaron a prohibir los ungüentos exóticos, al mismo tiempo se bañaban en ellos. Según la Historia Augusta (una especie de Daily Mail del siglo III), el emperador Heliogábalo era tan aficionado al perfume que decidió agasajar a sus invitados cubriéndolos de pétalos de rosa. Se pasó de frenada y hubo varias muertes por asfixia. Pero no hay que culpar a las rosas, ni a Heliogábalo. El sillage es caprichoso, así que experimente, pida consejo y, si mete la pata, siempre puede decir que es cuestión de piel.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_