Leyes que cambian la vida
La legislación antitabaco demuestra que la política puede imponerse a los prejuicios
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La ley antitabaco que prohibió fumar en todos los lugares de trabajo (salvo locales de hostelería) cumple diez años estos días. Y su extensión a bares y restaurantes, que desató polémicas y protestas ante el cambio cultural que suponía en España, cumple seis. Un tiempo de enhorabuena para una sociedad que ha demostrado que una buena política puede cambiarnos la vida en contra de los prejuicios, las alarmas que se produjeron entonces sobre el eventual cierre de negocios o la incredulidad que generaba la amenaza de sanciones a quienes violaran la ley.
El consumo de tabaco se ha reducido en España desde un 36,8% en 2003 hasta un 30,8% en 2013 (últimos datos disponibles de la Encuesta sobre Alcohol y Drogas del Ministerio de Sanidad). Los efectos en la salud tardarán en extenderse, ya que la mortandad causada por el tabaco aparece muchos años después de iniciarse el consumo, que se considera responsable de más de 60.000 muertes al año, cerca del 15% del total.
La ley redujo el consumo, mejoró nuestra calidad de vida y colocó a España entre los países más avanzados en legislación, pero la guerra no ha terminado. Las terrazas cerradas se han convertido en refugio de humo a pesar de la prohibición cuando cuentan con al menos dos paredes y así lo percibe el 42% de españoles. Algunas comunidades como País Vasco han emprendido otros caminos al prohibirlo en estadios o plazas de toros, además de coches o parques infantiles. Y la UE ha abierto el debate sobre la estandarización de todas las cajetillas como fórmula imaginativa para restarle poder a la mercadotecnia. Se abren así vías para avanzar en un combate que merece la pena librar. Bienvenidas.
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