2017
Resistir consiste simplemente en no olvidar el nombre propio y los propios apellidos, en fortificar nuestra vida como si fuera un castillo
Merece más crédito que los cien días que otorgamos a los gobiernos, porque formará parte de nuestras vidas. En el año que acabamos de estrenar, la vida se abrirá paso por encima de nuestra voluntad, y la muerte será tan cruel como su propia naturaleza. Algunas familias celebrarán bodas y nacimientos, otras, tal vez las mismas, entierros y funerales, y el mundo, que nunca ha sido bello para todos, seguirá siendo esencialmente feo para la mayoría. Es cierto que tenemos la sensación de estar pisando el borde del abismo, que escuchamos cómo ruedan hacia el fondo las piedrecitas que desprenden las suelas de nuestros zapatos, que entre unos y otros han conseguido que vivamos encogidos, muertos de miedo. En pleno siglo XXI, la tierra prometida de los robots ultraeficientes, los coches voladores y los contactos extraterrestres con los que soñábamos los niños del siglo XX, triunfan las tinieblas medievales de las guerras sagradas y los castigos de Dios, el espíritu que a lo largo de la Historia ha inspirado una larga serie de ideologías siempre odiosas. Deseábamos que fueran los marcianos, pero quienes están de nuevo entre nosotros son el fascismo, el racismo, el fanatismo religioso, el pueblo escogido y la raza superior. Por eso, para 2017, les deseo sobre todo que no tengan miedo. Que sigan saliendo a la calle, quedando con sus amigos y disfrutando de esas maravillosas comidas que terminan a medianoche, durante todo el año. Porque a veces, resistir consiste simplemente en no olvidar el nombre propio y los propios apellidos, en fortificar nuestra vida como si fuera un castillo, y en mimar a la esperanza hasta cuando parece que no existe nada que esperar. Sean muy felices en 2017 y su felicidad será un triunfo de todos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.