_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Subsidios a la polución

Está bien que los munícipes se ocupen de que no nos asfixiemos en el aire emponzoñado

Xavier Vidal-Folch
Control de acceso por contaminación a la entrada a Madrid.
Control de acceso por contaminación a la entrada a Madrid. Carlos Rosillo

Gracias al cielo que Manuela Carmena y sus chavales pusieron la ideología de la salud por encima de la miseria de la comodidad, esos días finales del año pasado.

Y limitaron de raíz el tráfico rodado en una, digamos, conocida ciudad española. Si acaso pecaron de informar con cuentagotas, de convencer lo justo, de pedagogos aficionados, y de no orquestar salidas para los casos urgentes que lo requerían. Y tú, querida Espe, tranqui, toma el coche par el día de los pares, y el impar el de los impares. ¡Nos van a fastidiar estos de las rastas!

Está bien que los munícipes se ocupen de que no nos asfixiemos en el aire emponzoñado. Mejor que de ahogarnos. Pero al cabo, las últimas responsabilidades no son solo suyas, atañen también, y principalmente, al Gobierno.

La reforma energética de nuestro Mariano rebajó las excesivas primas de premio a las energías renovables —las que no contaminan—, pero con tanta torpeza que no evitó una secuela de pleitos de los perjudicados. Y casi acabó con esas energías: del utopismo amish de Sebastián a la racanería carbonífera de Soria medió un segundo. Mientras la Alemania de la canciller construía el corredor renovable del Báltico a Düsseldorf, que abastecerá de energía eólica a las fábricas de automóviles: inversión faraónica, limpieza absoluta, autosuficiencia energética.

La disparatada política de infraestructuras duplicaba aeropuertos fashion hoy vacíos y trazaba AVE al desierto, mientras las Cercanías de Renfe estornudaban. Se descubre estos días que las madrileñas recientes y rutilantes son insuficientes: imaginen las paupérrimas de Barcelona, y otros andurriales, donde el Estado no invierte ni para pipas: ni un vagón apto para sillas de ruedas. Más trenes metropolitanos, aunque sea a costa de menos trenes supersónicos e infraeficientes a Quintanilla de Onésimo, un decir.

Último y básico: ¡ningún nuevo plan Renove o Pive de subsidio a la compra de automóviles que subvencione coches “convencionales”! Solo para eléctricos o híbridos. Cuando los escandinavos entraron en la UE, nos trajeron la defensa medioambiental (y la creación de empleo) como exigencia transversal en cualquier ley europea. La española sigue apoyando a los contaminadores.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_