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Hay algo peor que estar embarazada en Navidad: estarlo y creerse todos estos mitos Que si nada de entrantes, cero alcohol, ojo con los polvorones… Pero esperar un bebé y pasárselo en grande en navidades es posible siguendo estas claves Alto ahí. Toda embarazada puede dar cuenta tranquilamente de una buena ración de mariscos: “Son ricos en proteínas y vitamina B6”, indica Irene Bretón Lesmes, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid). “La condición es que los consuma siempre cocinados, nunca crudos, para prevenir el más mínimo riesgo de infección”. ¿Entonces qué debe evitar? “En principio, no debe tomar carnes crudas, curadas, ni embutidos”, añade. Y aunque el jamón es el apertitivo ‘non grato’ por excelencia durante el embarazo, un estudio del Centro Tecnológico Andaluz del Sector Cárnico (Teica) indica que el proceso de curación del jamón ibérico de bellota podría hacer que el parásito de la toxoplasmosis dejara de ser infeccioso. Ante la duda, rehúse el jamón y coja otro langostino. Aunque no se trata de hincharse a cordero o a cochinillo —provocan digestiones pesadas, especialmente durante el embarazo—, tampoco es cierto que las mujeres encintas solo puedan ingerir pollo o pavo. La pularda, según la nutricionista Andrea Calderón, de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), “pese a ser carne blanca, es decir, de las menos grasas, es de las más jugosas de entre las aves, para que el plato navideño conserve un sabor especial”. Para la doctora Bretón Lesmes, los pescados, en general, también son muy recomendables: “Los blancos, como el besugo, la lubina y el lenguado; y los azules como las angulas, el chicharro y el salmón, que aportan ácidos grasos esenciales para el desarrollo cerebral del bebé. Mejor evitar los ahumados, por su exceso de grasa y sal”. Durante la gestación su peso se mira con lupa, pero relájese: no necesita más moderación que cuando no estaba embarazada. “Estos dulces suelen estar elaborados a base de almendras y azúcar, por lo que aportan muchas calorías, pero también ácidos grasos esenciales, que son muy saludables tanto para la madre como para el bebé. Con mesura se pueden consumir todos, aunque hay que tener en cuenta que algunos, como el turrón de coco y los mantecados son especialmente grasos y difíciles de digerir”, apunta la doctora Bretón. El problema de estos dulces es su contenido en azúcar: recuerde que la OMS recomienda no excederse de 12 cucharillas de café diarias de este condimento. Según contó a BUENAVIDA el catedrático en Obstetricia y Ginecología en el hospital de enseñanza University College, en Londres, Patrick O’Brien, la recomendación general de abstención absoluta tiene que ver con eludir un tema complejo: “La Asociación Médica Británica aconseja no consumir ningún tipo de alcohol. Sin embargo, aunque el Departamento de Salud recomienda lo mismo, si la madre decide beber, considera que no debe superar más de una o dos unidades de alcohol una o dos veces a la semana para minimizar el riesgo para el bebé [1 o 2 copas de vino, una o dos veces en semana]". Cada mujer asimila el alcohol de una manera particular, por lo que no se puede fijar una cantidad concreta que no resulte dañina para el feto, coincide Kate Wiles, investigadora en medicina obstétrica de la Guy´s y St Thomas´s NHS Foundation Trust (Reino Unido), que es más tajante que el catedrático: “El único consejo ético que se puede dar a una embarazada es la abstención total de alcohol, pues los futuros bebés que están expuestos a esta sustancia pueden sufrir retraso mental, bajo peso al nacer e incluso, en los peores casos, síndrome de alcoholismo fetal”. ¿El debate le genera dudas? Opte por cerveza sin alcohol. Tirso Pérez Medina, vicepresidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, asegura que esta bebida aporta 15 microgramos de ácido fólico por cada 100 mililitros. Teniendo en cuenta que la embarazada precisa diariamente entre 400 y 800 microgramos de esta vitamina imprescindible para garantizar la correcta formación del tubo neural del feto, un botellín de 200 ml de cerveza sin alcohol supondría el 7,5% de sus necesidades, lo que no es poco. ¿Empieza lo bueno y ya le están sugiendo que se vaya a la cama? Ni hablar. “Respecto a este tema no hay que obsesionarse”, aconseja Iván Eguzquiza Solís , psicólogo conductual del Instituto del Sueño, de Madrid. “La falta de sueño de la embarazada no tiene por qué ocasionar problemas al feto, ya que este duerme aunque su madre esté despierta. Si bien hay estudios que aseguran que las madres que descansan menos de seis horas en el último mes de embarazo tienen más probabilidades de tener un parto largo e incluso de dar a luz por cesárea, no es el caso puntual de la época navideña. Si pasadas estas fiestas, la madre vuelve a mantener unos horarios regulares de sueño, no pasará nada por pasarse de la hora en nochevieja”. Puede aprovechar para aparecer por todas las fiestas con unas cómodas deportivas, pero si le gustan mucho estos zapatos, la fisioterapeuta obstétrica Flor María Trujillo, de la clínica FT Trujillo , en Granada, recomienda que sean algo más anchos y de unos 4 centímetros de alto: “La embarazada modifica su centro de gravedad habitual y, además, los cambios hormonales hacen que sus articulaciones se vuelvan más laxas, lo que implica que también están más vulnerables. Si a ello añadimos que los tacones altos y finos ofrecen poco apoyo, la posibilidad de sufrir lesiones de tobillo y caídas se incrementa. Por si esto fuera poco, este calzado obliga a caminar presionando la zona inferior de la espalda, por lo que propician dolores de pies, dificultan la circulación y aumentan la sensación de cansancio”. Y si la ropa con la que se acompaña “son prendas sin gomas ni frunces, que aporten comodidad y faciliten la digestión y la circulación a la futura madre”, mejor que mejor: la experta asegura que los tejidos muy ceñidos ocasionan molestias digestivas. Para disfrutar de estas fiestas debe cuidarse, pero recuerde, sobre todo, disfrutar lo máximo posible.