_
_
_
_

Atsuko Kudo, la sacerdotisa del látex

La diseñadora Atsuko Kudo, con una diadema con orejas realizada en látex.

LA PRIMERA VEZ que la diseñadora japonesa Atsuko Kudo se probó una prenda de látex se sintió como una superheroína. El tejido causó tal efecto en ella que decidió consagrar su carrera a que otras mujeres experimentaran alguna vez esa misma sensación. Londinense de adopción desde 1992, su obsesión por este material la impulsó a abandonar su Tokio natal al terminar los estudios de moda para seguir formándose en el London College of Fashion: “Nadie hacía ropa de látex en Japón, todo se importaba de Europa, sobre todo de Inglaterra. También me fascinaban los trajes de época europeos: los corsés, los miriñaques…”.

El látex natural se obtiene del caucho y su uso en la industria textil es un fenómeno relativamente nuevo. Convencida de que aún había mucho terreno que explorar, Kudo fundó su marca epónima en 2001 junto a Simon Hoare, su marido, a quien conoció a finales de los noventa cuando ambos trabajaban en un sex shop. Desde entonces, se ha dedicado a su tejido fetiche en exclusiva, decidida a sacarlo (aunque no del todo) del underground. “Cuando empecé, la ropa de látex era más clandestina, como de dominatriz, y yo quería hacerla luminosa y femenina. Fue un enfoque muy nuevo, pero creo que hemos avanzado mucho, y ahora lo lleva todo tipo de gente: desde estrellas del pop hasta mujeres anónimas”. Kudo desea que todas ellas se sientan poderosas con sus diseños, que abarcan prêt-à-porter y lencería. Y el látex, asegura, obra el milagro: “Es un tejido que te lleva a momentos especiales, le pone un poco de pimienta a la vida”.

Modelo completo fabricado en este material por Atsuko Kudo; y conjunto de ropa interior, máscara y guantes en rojo. / MANUEL VÁZQUEZ

La charla con El País Semanal tiene lugar en su boutique de Holloway Road, al noreste de Londres; un barrio sin turistas donde sorprende encontrar este templo del látex, que Kudo declina en multitud de prendas y accesorios más o menos atrevidos (incluida la diadema con pequeñas orejas que se pondrá para el retrato) utilizando técnicas de gran complejidad para aplicar filigranas, drapeados o estampados.

La japonesa, que realiza gran parte de sus encargos a medida, es la diseñadora de referencia en látex de alta costura; a ella recurren otras firmas de moda cuando quieren fabricar una prenda especial con este material. Hace unos meses, Kudo colaboró con Riccar­­do Tisci (ambos fueron compañeros de piso en Londres en los noventa) para crear el vestido de Givenchy que Beyoncé llevó en la última gala del Met. “Ya habíamos trabajado con ella antes porque estábamos haciendo parte del vestuario de su última gira. Beyoncé con un vestido de látex como prenda principal en un evento de esa categoría fue todo un paso adelante, es un cambio radical”. Pero, si se le pide que escoja la prenda más especial que ha confeccionado, se inclina por el vestido rojo de inspiración isabelina y mangas abullonadas que Lady Gaga eligió para conocer a la reina de Inglaterra. “Sabíamos que iba a pasar, pero hasta que no las vi juntas en la misma foto no me lo creí”, recuerda. “Fue asombroso”.

Accesorios en la boutique de Holloway Road, al noreste de Londres.

Además de Beyoncé y Lady Gaga (con quien colabora desde 2009 y para la que ha creado otros atuendos de impacto, como “el traje condón” que la cantante llevó en 2011 para promover el sexo seguro), Kudo ha cubierto de látex a Kim Kardashian, Rita Ora, Rihanna, Miley Cyrus o Kate Moss, de quien se cuenta que, de camino a la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos, avistó su tienda desde el coche y decidió entrar en ese mismo instante.

Sin embargo, ella insiste en recalcar que su negocio no se alimenta solo de celebridades ni requiere unas medidas perfectas: “El látex no es solo para supermodelos. Por ejemplo, el otro día vinieron a la tienda una mujer con muchas curvas y su marido. Ella no conseguía encontrar ropa sexy en una tienda normal y le hicimos un corsé y unas medias a medida. Los dos se emocionaron hasta las lágrimas. Aquí viene gente de cualquier edad y con cualquier tipo de cuerpo porque quieren sentirse especiales. Y también vienen hombres, drag queens y personas transgénero”. Aunque las connotaciones sexuales de las prendas de látex (que requieren el uso de lubricante o polvos de talco para ponérselas) son incuestionables, la creadora sostiene que su ropa trasciende los límites del fetichismo: “Es cierto que hay un elemento sexual, porque el látex es como una segunda piel. Pero también hay clientas que vienen a comprar unos guantes o un sombrero para llevarlo en Ascot o a una boda”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_