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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Domesticar un hotel, domesticar el turismo.

Anatxu Zabalbeascoa

Incluso si no hemos pisado las Baleares, lo hemos visto en los informativos: en la isla de Mallorca convive la mayor tranquilidad con el balconing más demencial. Hay también mucha historia reflejada en la arquitectura, el paisajismo y el diseño que refleja la tradición y los valores del lugar y que la interiorista Isabel López ha querido llevar a los hoteles.

Las Telas de lenguas ikats son una vanguardia milenaria. A Mallorca llegaron en siglo XVI, a través de la ruta de la seda, cuando ya se habían popularizado entre las monarquías europeas. Pero en esta isla se asentaron. Los dibujos teñidos por reserva -con ataduras que impiden el tinte y crean las características llamas- pasaron a formar parte de la identidad de la isla. Se hicieron un hueco en la tradición local con sus formas caprichosas pero idénticas en ambas caras del paño. A esas características llamas ha recurrido Isabel López para rescatar lo mejor de la isla en la plácida zona del Migjorn.

Allí, el Hotel Cala Esmeralda siempre ha sido un lugar de descanso desde que el arquitecto José Alcover lo construyera en 1973. La nueva intervención lo colma ahora de una combinación difícil: tradición y aire fresco.

 

Casi como una casa grande, un hotel dentro de otro hotel. Actualizar las 32 habitaciones de la cuarta planta de este establecimiento fue el encargo que recibió López. Su idea de lujo y tranquilidad simplifica la tradición mallorquina. Parte de la frescura legada está presente en el propio pavimento, en blanco, azul y verde que traslada la frialdad de esos tonos al suelo y a los acabados verticales de los baños. 

En los pasillos, la arquitecta ha empleado juegos visuales para potenciar la arquitectura existente. Así cuando los huéspedes salen de su habitación contemplan los tonos blanquecinos de unos paneles perforados. En cambio, cuando regresan a su estancia, aparecen los colores que individualizan las habitaciones. Una moqueta mil rayas enfatiza la longitud del pasillo y mezcla la estética de los setenta con las tradiciones de la isla y con una nueva, fresca y tranquila imagen contemporánea.

Precio por metro cuadrado no desvelado.

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