29 fotosLas múltiples grietas de NepalUn gran seísmo mató a casi 9.000 personas y dejó millones de familias afectadas. La respuesta ante la emergencia pudo haber sido mejor. Muchos aún esperan ayudaPaco PuentesAlejandra AgudoNepal - 09 dic 2016 - 16:02CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceUna mujer da el pecho a su bebé mientras espera su turno en el centro de salud de Devabhumi Baluwa, en el distrito de Kavre, en Nepal. Esta zona se vio muy afectada por los terremotos de 2015, tanto es así que el puesto sanitario quedó gravemente dañado. Con miedo, el personal sigue pasando consulta allí hasta que se inaugure el nuevo.Paco PuentesSala de partos del centro de salud de Devabhumi Baluwa que es el puesto de referencia para embarazadas y atender alumbramientos. Por eso, una parte del personal pasa la noche allí en una sala acondicionada para ellos. En el nuevo, tendrán dos.Paco PuentesUna vivienda derribada por los terremotos de abril y mayo 2015 junto al viejo centro de salud de Devabhumi Baluma, que atiende a 16.000 personas de la zona. Al caerse, llenó de polvo la instalación médica que también sufre daños.Paco PuentesMuchas estructuras públicas quedaron dañadas porque no estaban construidas para soportar seísmos. 765 centros de salud y 35.000 escuelas sufrieron destrozos totales o parciales. En la imagen, la nueva escuela que están construyendo en Baluwa, en el distrito de Kavre, a unas dos o tres horas (depende del tráfico) de la capital, Katmandú.Paco PuentesVarias mujeres esperan su turno en la puerta del centro de salud de Devabhumi Baluwa, que además de atender a mujeres embarazadas y partos, es el punto de referencia para los casos de desnutrición.Paco PuentesAnita Danuwar, de 30 años, besa a su bebé, Aphil. Viven junto al nuevo centro de salud que Unicef está construyendo en Baluwa y está muy contenta porque podrá llevar allí a su hijo cuando se ponga enfermo. La última vez tuvo que acudir a una clínica privada porque en el público no disponían de las medicinas para bajarle la fiebre.Paco PuentesUddhab Poudel es el ingeniero de Unicef que está coordinando las labores de construcción del nuevo centro médico. En total, en las zonas afectadas la organización está levantando 74 clínicas con el diseño del Gobierno para resistir terremotos. Está será la primera en abrir sus puertas. Más de un año y medio después de los terremotos, todavía le faltan retoques y todo el equipamiento.Paco PuentesEn Paanchkhal, en el distrito de Kavrepalanchok, muchas casas de piedra y adobe se derrumbaron sobre sus inquilinos. Otras permanecen en pie, pero inhabitables. Los vecinos se han mudado a terrenos cercanos y viven en casas de chapa de zinc provistas por ONG. Las ruinas han quedado para que pasten los animales y almacenar alimentos.Paco PuentesUna mujer trasporta un pesado saco por un camino de una zona rural a dos horas de Katmandú. Muchos hombres han emigrado al extranjero para buscar trabajos con los que poder mantener a sus familias. Ellas han asumido la batuta de sus hogares, haciéndose cargo de los hijos, los nietos, la labranza y el mantenimiento de las casas.Paco PuentesDesde Katmandú hacia las zonas rurales afectadas por los terremotos, al norte y este de la capital, se pueden observar desde las bacheadas carreteras numerosas fábricas de ladrillos y nuevas construcciones que se están llevando a cabo.Paco PuentesLa fabricación de ladrillos está en auge en un país que necesita reconstruirse. Sin embargo, los obreros no cuentan en muchos casos con la formación necesaria para la construcción, por lo que expertos de otros países han acudido para formarles.Paco PuentesUn niño se lava las manos en una de las numerosas obras que salpican el bello paisaje nepalí. Después, volverá al trabajo. El país ocupa el puesto 145 en el Índice de Desarrollo Humano y el Gobierno estima que más de 1,5 millones de niños trabajan de manera informal.Paco PuentesSani Danuwarn tiene 61 años y en 2015 perdió a su nuera, de 30, y su nieta, de 17. La casa en la que estaban las tres se derrumbó sobre ellas debido al temblor. Sani salvó la vida. En la imagen, vuelve al lugar donde estaba su vivienda, no le gusta regresar allí porque le trae muy malos recuerdos.Paco PuentesLas ruinas de lo que fue la casa de Sani sirve hoy para que pasten los animales. Ella vive en una casa de chapa a unos 100 metros con los dos nietos que sobrevivieron a la catástrofe. Duermen todos juntos porque tienen miedo de nuevos terremotos. Ella es consejera de salud comunitaria, concretamente, de planificación familiar. Durante meses, tras el seísmo, dejó esta labor porque "no tenía ganas de hacer nada". Pero el responsable del puesto de salud, la convenció de que lo retomara.Paco PuentesA Sani le gustaría tener una casa como la de su vecina de al lado. Se le iluminan los ojos al mirarla. "No puedo porque todavía tengo que devolver el préstamos que pidió mi hijo para comprar el terreno en el que tengo mi casa ahora", explica. Sani sobrevive con lo que le manda desde el extranjero su hijo y la ayuda de algunas organizaciones como Unicef.Las casas que estaban hechas con piedras y adobe se cayeron, sin embargo, aunque muy dañadas, las que estaban construidas de ladrillo y madera se han mantenido en pie.Paco PuentesMuchos niños han sido víctimas de tráfico de personas tras el seísmo. Algunos se quedaron solo y otros, son enviados por sus propios padres a Katmandú con la esperanza de que alguien cuide allí de ellos. Pero, en realidad, están siendo engañados. Por eso, el Gobierno, junto con Unicef y otras organizaciones, establecieron puntos de control en las carreteras en busca de posibles víctimas.Paco PuentesBasudev Giri tiene 20 años y está en séptimo curso en la escuela. Pese a su discapacidad de nacimiento, no renuncia a ganarse la vida por sí mismo. Eso será cuando acabe octavo curso. Tiene planeado dejar el colegio. "Todos los niños son más pequeños que yo", explica. Le gusta escuchar música tradicional nepalí en la radio y arreglar ordenadores, móviles y descargar música. "Todo el mundo tiene teléfonos, me puedo dedicar a eso", dice. Su madre, que sufrió un fuerte golpe en la cabeza en el terremoto, y su hermana le ayudan para que siga yendo al colegio y termine la primaria.Paco PuentesLa familia de Basudev regenta una pequeña tienda. Como es una buena construcción, no se cayó con el terremoto, pero no deja muchos ingresos. El joven es beneficiario de las ayudas a la dependencia del Gobierno de Nepal y de un apoyo económico por parte de Unicef.Paco PuentesSita Giri, de 36 años, la madre de Basudev, le lleva todos los días que puede al colegio, a un kilómetro de la tienda. Tienen que subir una empinada carretera asfaltada solo en un tramo. Cuando Sita está muy dolorida y cansada por la brecha que una roca le hizo en la cabeza durante el terremoto, es la hermana pequeña de Basudev quien se encarga de esta tarea.Paco PuenteEl colegio al que iba Basudev se cayó durante el terremoto. Ahora va a una nueva escuela cuyos accesos todavía no están finalizados. Tampoco hay rampas para que acceda a las clases, por lo que los niños del colegio ayudan a Sita a subir la silla.Paco Puentes23 meses después del temblor de magnitud 7,8, muchos habitantes de las zonas rurales afectadas viven en casas fabricadas con chapas de zinc que les dieron diferentes ONG tras el terremoto. Aunque el Gobierno dio dinero para la reconstrucción de viviendas, la mayoría lo considera insuficiente.Paco PuentesEl distrito de Sindhupalchok fue epicentro del segundo terremoto de magnitud 7,3 el 12 de mayo de 2015. Todos tienen una historia de pérdida o emigración en la familia. Los que quedan siguen recuperándose del trauma y se reúnen en zonas comunes para charlar o jugar a las cartas.Paco PuentesRamkrishna Giri, de 28 años, y su mujer, Sita Giri, de 26, viven en una casa de chapa. Él quedó discapacitado cuando su casa se le cayó encima mientras estaba echado en la cama. Ella, que estaba embaraza de su hijo, que hoy tiene 14 meses, salvó la vida porque estaba de pie y pudo salir corriendo.Paco Puentes“Me siento frustrada de tener que vivir así, en verano hace mucho calor y en invierno frío. El niño se pone enfermo. Estamos en un círculo del que no podemos salir”, lamenta Sita, que ha decorado su casa con fotos y telas de colores.Paco PuentesLas infraestructuras de agua y saneamiento también quedaron dañadas por los seísmos. Sin acceso a agua potable en sus precarios hogares, los afectados acuden a fuentes comunes para recoger agua en bidones. Sin embargo, prefieren tener los retretes en casa. "No usaban los comunes que habíamos instalado, así que tuvimos que cambiar de estrategia y ayudarles a construir letrinas en sus viviendas", afirma Shairose Mawji, responsable de emergencias de Unicef Nepal.Paco PuentesComo muchas escuelas quedaron inservibles, pronto se instalaron colegios temporales para que los niños no perdieran muchos meses de clases. Unicef también distribuyó materiales escolares a casi 900.000 pequeños.Paco PuentesEn Nepal pocos dudan de que otro desastre volverá a ocurrir. "La pregunta no es si sucederá, sino cuándo", repiten. Por eso, las nuevas construcciones deben poder soportar los seísmos.Paco PuentesEn total, 8.959 personas murieron y 2,8 millones se vieron afectadas por el terremoto. Los trabajos de reconstrucción tienen que estar acompañados, dicen los expertos, de una reflexión profunda sobre los que funcionó y fracasó en la respuesta humanitaria, para que si otro seísmo azota el país -y están convencidos de que lo hará- les pille preparados.Paco Puentes