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Melocotón contra la quimio: la historia de Yolanda y Esteban

La madrileña Yolanda Rodríguez tuvo que encajar un cáncer a los 22 años, pero lo superó y salió del tratamiento con la doble victoria de la salud y el amor

Encajar un cáncer con solo 22 años. Esa es la difícil tarea a la que se ha enfrentado la madrileña Yolanda Martínez, quien tras 18 meses de tratamiento, al final ha conseguido una doble victoria. Por una parte, ha ganado al ‘cangrejito’-como bautizó ella misma al tumor- y, por otra, ha conocido a la que hoy es su pareja, el gallego Esteban Martínez. El desenlace positivo de su particular guerra contra la enfermedad le ha regalado una buena dosis de enseñanzas, experiencias que no quería que pasaran en balde y que rápidamente pensó en compartir. El objetivo, según explica ella misma, es ayudar a todos aquellos que se enfrentan a una situación similar. Para ello, ha publicado un libro y ha puesto en marcha un canal de Youtube con vídeos y fotografías en los que suele aparece con un melocotón entre los dientes. Esta fruta, revela Yolanda, se convirtió en un antídoto para quitarse el mal sabor de la quimioterapia y acabó convirtiéndose en símbolo de su lucha contra el Linfoma de Hodgkin. Ahora, después de un trasplante de médula, vive feliz en Galicia y ha sido madre pese a los malos augurios que tuvo de los médicos sobre la maternidad.

Las casualidades ocurren y muchas veces no vienen solas, algo que ha aprendido muy bien la madrileña. Para sobrellevar el tratamiento, Martínez subía pequeños capítulos de su aventura contra el cáncer a su canal de Youtube. “Cuando estaba enferma necesitaba ver un testimonio con fotos en tiempo real, alguien que hablara sin pudor, que dijera qué sientes cuando te entra en las venas el líquido de la quimio, qué se te pasa por la cabeza. Mis vídeos los hice con ese fin, para dar un chute de energía a personas en la misma situación que yo pasé”, relata emocionada. Hasta hace poco Martínez no era consciente de la repercusión de su iniciativa, gracias a la cual ha creado una comunidad de seguidores en Facebook. Ni en el mejor de sus sueños podía imaginar que la combinación de su idea y cierta influencia del destino pondrían su vida patas arriba con la llegada del que a día de hoy es el padre de su hija.

Un día cualquiera, Esteban –su actual pareja- encontró su canal mientras buscaba vídeos de bromas telefónicas del popular programa radiofónico ‘Anda ya’. En el documento aparecía Yolanda imitando la voz de una niña pequeña y hablando con una teleoperadora. Cuando consultó la dirección del blog que había asociado a la página se percató del contratiempo que le había tocado vivir a la madrileña. “Decidí mandarle un mensaje, porque nunca había conocido a nadie tan joven con semejante problema en su vida. Era la primera vez que me abría a un desconocido pero conocido a la vez, ya que desde el principio me sentí como si nos conociéramos de toda la vida”, comenta nervioso mientras mira con cariño a Yolanda.

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La madrileña recibió el mensaje con ilusión. Le pareció muy emocionante que alguien pudiera cambiar su punto de vista a raíz de ver su testimonio. Más aún que su influencia llegase a cientos de kilómetros. “Yo enseguida miré cuatro fotografías de Esteban y nunca tuve una sensación mala ni desconfié, hablábamos de cualquier cosa y no veías maldad por ninguna parte, todo fue natural y mágico”, aclara. A partir de ese primer mensaje el contacto entre ellos nunca cesó. Intercambios constantes de mensajes y audios, que desembocaron en un primer viaje de Yolanda a Galicia en 2010.

Los 625 kilómetros que separan Madrid de Pontevedra los recorrió sola en coche –aún en tratamiento- hasta llegar a la playa de A Lanzada. Allí los nervios le jugaron una mala pasada–su pantalón se rompió- y le robaron cierto encanto a la visita. “Yo llegué allí con mi boina, mi calvita, mis tubos y todo”. Siempre pienso que fue un honor que Esteban quisiera quedar con una chica enferma, sin saber si iba a salir de la enfermedad. Estábamos siempre hablando a corto plazo porque no sabíamos cómo acabaría esta historia. Nos tiramos los dos al vacío”, explica con sus ojos claros muy abiertos.

El tramo final del cáncer se hizo muy cuesta arriba para Yolanda. Pasó algunas temporadas ingresada, casi sin poder establecer contacto con familiares y amigos. ”El no ver a Esteban, mi vida burbuja con el trasplante y no poder ni casi tocarnos fue como una pesadilla; nuestra relación es la recompensa por todo lo malo que hemos pasado”, cuenta. En diciembre de 2010 su “cangrejito” se extinguió por completo tras recuperarse de un trasplante de médula y lo dejó todo cuando surgió la oportunidad de una vida junto al gallego. “La admiro porque dejó en Madrid a todos sus allegados, además de su trabajo de locutora y actriz de doblaje. Ella siempre me decía que estaba encantada porque iba a cumplir su ilusión de vivir junto al mar”, explica Esteban.

La pareja vive desde hace cuatro años en Galicia, donde trabajan mano a mano en su propio complejo turístico de verano a pie de mar. En agosto de 2016, su vida recibió un nuevo regalo con el nacimiento de una hija, Zeltia. “Me dijeron que iba a ser muy difícil tener hijos en un futuro después del cáncer, pero tenerla es una maravilla. Cuento mi caso a gente enferma que quiere tener niños y se les abre una puerta a la esperanza”, afirma. Sus planes de futuro se centran en vivir tranquilos en su complejo hotelero y en “que vengan los hijos que tengan que venir”, confiesan mientras acunan a la pequeña -envuelta en un mar de lágrimas-. Mientras guardo el micrófono y me despido de ambos, inevitablemente resuena en mi cabeza una canción de Serrat: “De vez en cuando la vida, afina con el pincel, se nos eriza la piel y faltan palabras para nombrar lo que ofrece a los que saben usarla”.

El vídeo del canal de Yolanda en el que comunica que "está limpia".Vídeo: Yolanda Martínez

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