El sándwich por el que Elvis perdía la cabeza y otros clásicos con el pan
Rendimos tributo a cinco icónicos emparedados servidos con una sabrosa guarnición de anécdotas. Uno de ellos lo venden en una deli neoyorquina por donde han pasado cuatro presidentes de EE UU
Bien está comer de mesa y mantel. Pero, a veces, el cuerpo y/o las circunstancias piden a gritos un buen sándwich, bocado contundente y sencillo de preparar que admite casi todas las combinaciones que la imaginación alcance. Imaginativo es, por cierto, su origen: surgió de la necesidad de un ludópata dieciochesco, John Montagu, IV Conde de Sándwich, quien, famélico tras muchas horas en una timba que no pensaba abandonar, pidió a su lacayo que le preparara algo fácil de comer y que no distrajera las manos.
Aquí hemos seleccionado cinco con categoría de CLÁSICOS a los que les hemos dado una vuelta con la colaboración de Raúl Martín, en cuyo local, Crumb (Conde Duque, 8), se sirven los mejores emparedados de la capital. Allí han reinterpretado las recetas originales hasta convertirlas en auténticas virguerías gastronómicas, pero que cada cual tome ideas y se las ingenie con lo que buenamente disponga.
¡Orgásmico!
El sándwich de pastrami de Katz's
Así califican el sándwich de este deli judío del Lower East Side neoyorquino, famoso además de por su emparedado por ser el escenario donde Meg Ryan se cameló al mundo fingiendo una petite morte en Cuando Harry encontró a Sally. En Katz's —fundado en 1888 y donde han comido cuatro presidentes de EE UU— puede uno toparse con habituales como la Streisand, Ben Stiller o Bruce Willis.
Versión Tentaciones
Base de mousse de setas y foie; ensalada de rúcula; roast beef de cadera con toque de miel y canela; mayonesa de mostaza y tomillo. Raúl dice: "A falta de pastrami, el roast beef es ideal".
¡Bastardo!
El sándwich cubano
En Cuba, donde tiene su génesis este recomendabilísimo bocado, se le llamaba simplemente sándwich. Es en la vecina Florida donde se gana el gentilicio, cuando los que huyeron de la isla una vez acabada la fiesta lo adaptaron y definieron según las costumbres locales. El cubano era el favorito de Meyer Lansky, el mafioso que dirigió todas las actividades ilegales durante el régimen de Batista. Solía pedirlo en el café Wolfie's de Miami, probablemente sintiendo nostalgia a cada bocado de sus good old days que eliminara de raíz la revolución castrista.
Versión Tentaciones
Mostaza artesana; pera tostada con mantequilla de jalapeños; paleta a las hierbas y cítricos glaseada; pepinillos encurtidos con cúrcuma caseros; queso suizo. Raúl dice: "Es fundamental hacer tus propias salsas".
¡Excesivo!
El sándwich de Elvis Presley
Una dieta basada en la ingesta masiva y descontrolada de estimulantes y opiáceos merecía un tentenpié a la altura. Así que el sándwich favorito de Elvis —que en una ocasión viajó a medianoche en su jet privado de Memphis a Denver sólo para comerse un determinado emparedado, que para eso era El Rey— es una bomba calórica de plátano, mantequilla de cacahuete y una generosa ración de bacon.
Versión Tentaciones
Crema de cacahuete modificada con especias y chile dulce; higos verdes; miel; bacon ahumado con madera de Jack Daniel's. Raúl dice: "Cambiamos plátanos por higos y lo enrabietamos ligeramente con el chile".
¡Regio!
El sándwich club
Se dice que este sándwich de tres pisos y ensamblaje triangular característico —snack estrella del room service de los hoteles de todo el mundo— se inventó en 1894 en el Saratoga Club House de Saratoga Springs (Nueva York), un garito de juego exclusivo para hombres. Lo que sí esta acreditado es que era el preferido de Eduardo VIII y Wallis Simpson, quien se jactaba de las excelencias de su receta.
Versión Tentaciones
Primer piso: base de alioli; lechuga; bacon caramelizado; tomate confitado. Segundo: alioli; lechuga; pollo provenzal y huevo a baja temperatura con trufata. Raúl dice: "Gourmetizamos el clásico con el bacon y el huevo".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.