Un chef viene a verte
Nespresso Atelier, espacio del Festival de San Sebastián que explora la relación entre el cine, el café gourmet y la gastronomía homenajeó a Almodovar, Hitchcock y Bayona
Que a Alfred Hitchcock le gustaba comer es algo que se percibe en su característica silueta y en sus películas. Recuerden el picnic improvisado de Grace Kelly y Cary Grant en Atrapa a un ladrón. En una de las escenas más memorables del filme, Frances (Kelly) aparca el coche y saca de una cesta dos cervezas y dos piezas de pollo. “¿Prefiere muslo o pechuga?”, le pregunta con toda naturalidad a John Robie (Grant). “Deme lo que quiera”, le contesta él con la Costa Azul de fondo. Y así, entre mordisco y mordisco, desmenuzan los pormenores de su relación. Aunque Grant ya se había metido antes un quiche lorraine entre pecho y espalda. El cine de Hitchcock abre el apetito.
"¿Muslo o pechuga?". Grace Kelly y Cary Grant de picnic en Atrapa a un ladrón.
Una curiosidad: el cineasta sufría ovofobia. “Tengo pánico a los huevos, me generan nauseas. Esas cosas redondas sin ningún orificio, nunca vi algo más desagradable”, aseguran que dijo. Tal vez por eso, a Cary Grant le lanzan en la película un huevo como señal de absoluto desprecio.
Del pisto -sin yema, Alfred, claro- no sabemos qué opinaba Hitchcock. En ¡Átame!, Victoria Abril salivaba por el de su madre. Y gracias a Pedro Almodóvar supimos que si se “entra en el frigorífico”, sigue estando de maravilla al día siguiente. El director manchego nos dio también otra receta, ésta más siniestra: la del gazpacho que prepara Carmen Maura en Mujeres al bordo de un ataque de nervios. A saber: “Tomate, pepino, pimiento, cebolla, una puntita de ajo, aceite, sal, vinagre, pan duro y agua. El secreto está en mezclarlo bien”. Y en añadirle –si quieres dejar a medio reparto ko- un puñado de somníferos.
Un gazpacho con fundamento. Carmen Maura en Mujeres al borde de un ataque de nervios, de Pedro Almodóvar.
Con el cine, en fin, es fácil salivar; a veces de emoción, otras de hambre. Hay muy pocas cosas que no puedan arreglarse con un plato delante. Esa comunión puesta en pantalla y que casi siempre empieza o acaba con un café. En Los pájaros, otra de las cintas más memorables de Hitchcock, los protagonistas, por ejemplo, lo bebían para mantenerse despiertos ante el ataque furibundo de esos seres alados. Pero en la 64ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, los asistentes lo tomaron para celebrar ese encuentro de la vida, la gastronomía y el séptimo arte.
Por segundo año consecutivo, Nespresso regresó a la ciudad donostiarra como el café oficial del festival. Y lo hizo otra vez también como patrocinador de la sección Culinary Zinema. La marca de Nestlé volvió a instalar su Nespresso Atelier. O lo que es lo mismo: un espacio gastronómico en el que la relación entre el cine, el café gourmet y la gastronomía alcanzó, de nuevo, la máxima expresión gracias a la colaboración de algunos de los mejores chefs del país como Dani García, Pepe Solla y Quim Casellas. Aunque en esta ocasión, todo sabía de película. Esos tres cocineros diseñaron tres exclusivos menús compuestos por recetas en las que el café era el ingrediente común. Y que se diferencian, entre sí, por los directores a los que sus platos homenajean: Alfred Hitchcock, Pedro Almodóvar y también Juan Antonio Bayona, que presentó la semana pasada su nueva película, Un monstruo viene a verme, en este festival.
Precisamente, la obra de Bayona (autor también de Lo imposible) inspiró el primer menú de la muestra, obra de Quim Casellas. El chef del restaurante Casamar -una estrella Michelin- resumió la carrera de este cineasta a través de ingredientes exóticos, matices picantes y emplatados intensos. Pepe Solla, responsable del restaurante Casa Solla, con otra estrella Michelin, se inspiró en los aromas manchegos de Almodóvar para componer, por otro lado, un menú con aires también de Galicia, su tierra. El resultado fue una exquisita versión de algunas de sus películas como Volver o, la ya comentada, Mujeres al borde de un ataque de nervios. Sin somníferos, claro.
Por último, le llegó el turno al maestro del suspense. El chef Dani García, propietario de su restaurante homónimo (dos estrellas Michelin), concentró la figura de Hitchcock con un surtido que repasó cintas como Psicosis o Los pájaros. Lo hizo, eso sí, acompañado de Pedro Usabiaga, comisario de la exposición fotográfica Welcome Mr. Hitchcock. En ella se rememora el paso del director por la provincia de Guipúzcoa en 1958 para estrenar, durante el VI festival de San Sebastián, su película Vértigo. Si sobró algún pintxo en el casco viejo solo él lo supo.
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