Bayer y el mundo
Los libros nos cuentan que un empleado de la empresa Bayer, llamado Felix Hoffman, fue encargado allá por 1886 para retomar los estudios acerca de los beneficios ya descritos del ácido salicílico pero, en especial, para intentar evitar sus efectos secundarios: sabor amargo, irritación de estómago. A partir de ahí, todo ha sido la crónica de un medicamento que al transformarse en el ya conocido ácido acetilsalicílico pasaría a ser uno de los fármacos más rentables de la historia, reinventándose una y otra vez como antiplaquetario, cardioprotector, etcétera. Ha ayudado a cimentar uno de los imperios más solventes a nivel mundial. Y ahora, la todopoderosa Bayer da un golpe de efecto haciéndose con el control de otro monstruo de la alimentación: la multinacional agroalimentaria y bioquímica Monsanto, siempre cuestionada por sus prácticas abusivas. Ante este panorama cabe sentirse intranquilo ante un monopolio que pueda controlar la salud y la alimentación; los dos pilares básicos de la vida.— Antonio Sánchez Varela. Vigo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.