No todas las personas que huyen vienen a Europa
En laentrada de hoy para nuestro especial sobre la Cumbre de Refugiados y Migrantes de la ONU, la Directora de Acción Humanitaria de Oxfam Intermón,Bárbara Mineo,ofrece una perspectiva poco habitual en el contexto de este debate público: la de los refugiados y desplazados que no se dirigen a Europa.
Desplazados realizan tareas de limpieza en el campo de Grand Séminaire, a las afueras de Bangui. Imagen de María José Agejas / Oxfam Intermón
Viajo sentada cómodamente en el tren mientras leo los documentos de la Cumbre de Naciones Unidas de Refugiados y Migrantes de New York. No puedo evitar que mi pensamiento vaya hacia una mujer de la República Centroafricana que encontré hace tiempo durante una de mis visitas a Bangui.
Lo que más me impresionó de ella fue su mirada perdida en la nada, porque todo lo había perdido. Tuvo que huir de su casa, en un pueblo del interior, y recorrer un largo y duro camino en búsqueda de un lugar más seguro dentro de su propio país. No hace falta decir que desplazarse de un lugar a otro en ciertos países y continentes no es tan fácil como aquí. Su ruta fue una auténtica pesadilla.
Últimamente la atención está puesta, cuando la hay, sobre el problema de los refugiados y de los migrantes que logran acercarse a las puertas de Europa. Pero esta es solo la punta del iceberg, una pequeña parte de una realidad mucho más grande, dura y compleja que está fuera de Europa.La mayoría de las personas que cada día viven entre la vida y la muerte, que ven violados sistemáticamente sus derechos, que sufren abusos y violencia indiscriminada, son, por ejemplo, aquellas personas que se desplazan de un lugar a otro dentro de su mismo país, porque es lo más lejos que logran llegar.
Son los más pobres dentro de los pobres, son los más vulnerables entre los vulnerables, los más desamparados entre los desamparados. Son los que no tienen voz, son los que tienen la desesperación dibujada en su rostro. Generalmente son mujeres, niños y niñas.
Los desplazados internos de los que hablo son 40,8 millones de personas en todo el mundo, mientras los refugiados en otros países son 19,3 millones. Estas cifras hablan por sí solas: países como Colombia (6,9 millones), Siria (6,6 millones) e Iraq (4,4 millones) acumulan alrededor del 44% del total de la cifra mundial de personas que han perdido sus vidas y necesitan reconstruirlas.
Es decir, que el número de desplazados internos, que no salen de su país, es aproximadamente el doble del número de refugiados en el mundo. Y sin embargo la atención de los medios se centra en los refugiados y los migrantes que intentan llegar a Europa. Es una muestra más de cómo los países ricos están subestimando el problema.
Es muy valioso que se hable de los refugiados y de los migrantes, de sus derechos a un trato justo, y de los beneficios particulares a los que deben tener acceso, por justicia. Pero llama la atención que siempre queden en segundo plano (o absolutamente desenfocados) los desplazados internos y la dura realidad a la que se enfrentan.
Llama la atención, y es muy lamentable, que nadie intente rescatar la convención de Kampala, único instrumento jurídico internacional con aplicación geográfica limitada (está pensado para África) que provee protección y asistencia a los desplazados internos. Sería muy necesario evaluar una aplicación más amplia de esta Convención en otros continentes, y también actualizarla para que fuera más útil en las circunstancias actuales.
Resulta triste pensar que podemos enfrentarnos a una nueva oportunidad perdida para la comunidad internacional, especialista en poner el foco solamente en algunos aspectos del problema, en lugar de abordar el desplazamiento de millones de personas en su globalidad.
Así, mi pensamiento está de nuevo con esta mujer de la República Centroafricana a quien apenas pudimos ofrecer asistencia humanitaria. Porque no es tan difícil, si de verdad queremos resolver los problemas del desplazamiento global, ofrecerle soluciones auténticas y duraderas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.