El emperador de cuatro patas
EL PERRO, enfundado en un traje negro, descansa en su trono de madera mientras dos jóvenes de la etnia miao lo pasean en procesión. La escena tuvo lugar a mediados de agosto en el condado de Jianhe, al suroeste de China, concretamente en la provincia de Guizhou, una de las zonas más pobladas por miembros de esta comunidad oriental. La leyenda cuenta que fueron los perros los que ayudaron a los antepasados miao a encontrar pozos de agua con los que regar los campos. Y ahora le toca a este ejemplar del siglo XXI recibir el agasajo por las buenas obras de sus ancestros. Así que enfangados de barro y con el peso del can repartido en dos ramas de bambú sobre sus hombros, los dos costaleros rinden homenaje al atribulado animal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.