Ventajas de las monedas sociales
Por Miguel Yasuyuki Hirota
Las monedas sociales aumentan su utilidad a medida que ingresan nuevos socios, pero no es fácil captarlos porque no son obvias las ventajas de utilizar este medio de intercambio, sobre todo para aquellos que están al margen de las alternativas. Quisiera dedicar mi primer post después de las vacaciones a la definición de estas ventajas.
Nos sirve, para este fin, clasificar diferentes monedas sociales en seis categorías para detectar qué ventajas tiene cada modelo:
monedas respaldadas con moneda oficial (Chiemgauer, SOL-Violette)
monedas respaldadas con otros bienes y/o servicios (Gota Verde)
confianza mutua (LETS y barter comercial)
crédito bancario (Banco WIR)
Fiat (clubes de trueque)
moneda emitida por la propia autoridad pública (Positive Money)
La sexta categoría es casi imposible de implementar como iniciativa ciudadana (a no ser que lo haga un gobierno regional, como algunas provincias argentinas, o un gobierno nacional). Vamos a ver qué ventaja tiene cada modelo:
Creación monetaria libre de la lógica de la banca, generación de ingresos para los marginales: 2), 3) y 5)
Ahorro en el costo financiero (menos o sin tasas de interés) y acceso a créditos a condiciones más favorables, efectos anticíclicos, protección frente a las perturbaciones externas: 2), 3), 4) y 5)
Aumento y retención de liquidez en la comunidad = aumento de facturaciones para comercios locales, atracción y fidelización de clientes, actividades económicas más en armonía con el medio ambiente: todos los modelos
Además, algunas monedas tienen sus propias ventajas:
Incremento del poder adquisitivo: (ej.: en SOL-Violette, se consiguen 21 soles por depositar 20 €)
Apoyo al proyecto social: el 3% del € convertido en Chiemgauer será donado al proyecto social que elige cada consumidor.
Antirrobo: en lugares con hurtos y hasta asaltos frecuentes, el uso de la moneda social desalienta el robo (a los ladrones no les interesa llevar monedas sociales que no sirven fuera de la comunidad asaltada).
Pago online y/o por Smartphone: Algunas monedas sociales han desarrollado y/o implementado su propia TIC para facilitar el pago.
Obviamente cada actor socioeconómico tiene su propio interés. Un consumidor estaría más atraído por la posibilidad del aumento del poder adquisitivo (descuento) y por la de donar el 3% de su consumo a los proyectos sociales mientras que a los comercios locales les interesaría más captar y retener clientes y/o conseguir créditos con más facilidad. Es, por lo tanto, importante diseñar adecuadamente la moneda social con el fin de poder atraer a sus potenciales usuarios.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, las desventajas de las monedas sociales en comparación con moneda oficiales. Por ejemplo:
Aceptación restringida e inaccesibilidad a los productos y servicios importados: Otra cara de la misma moneda del desarrollo local endógeno.
Dificultad de replicar la misma infraestructura que posee el sistema monetario vigente: Es muy difícil ofrecer la misma variedad de utilidades con que cuenta la moneda oficial (efectivo / cuenta bancaria / cheque…).
Comisión / membresía que se cobra a los usuarios: No se cobra comisiones al uso del efectivo (salvo los prestatarios que toman dinero), pero cada sistema de moneda social necesita cobrar comisiones.
Necesidad de aprender a usar esta moneda: Para las personas que no están acostumbradas a aprender nuevas prácticas, ese proceso puede convertirse en una pesadilla.
Estas inconveniencias suelen alejar a muchas personas, sobre todo cuando éstas superan las ventajas. Es fundamental analizar bien los valores que les puede ofrecer la moneda social a los nuevos socios, además de las molestias que les puede ocasionar, y elaborar una estrategia adecuada para captarlos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.