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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Seamos más para pagar menos

En Francia el poder del consumidor no es pura entelequia sino una realidad que se demuestra día a día. Hace una semana quise desabonar a mi hijo mayor de una revista infantil porque nunca llegó a nuestro buzón a pesar de que la había reclamado un par de veces y en teoría nos la habían vuelto a enviar. Llamé al servicio de antención al cliente y antes de hacerlo me preparé mentalmente la lista de argumentos que iba a esgrimir para exigir que me devolvieran la cantidad íntegra del abono. Para mi sorpresa el comercial al otro lado del hilo no tuvo necesidad de discutir conmigo ni de intentar disuadirme. Pidió disculpas por el error inexcusable y me aseguró que se me reintegraría el total invertido. Y así fue a los pocos días. 

He recordado esta anécdota sobre el poder del consumidor al publicarse en este blog la semana pasada un post sobre la plataforma Coincidea, que pretende generar compras colectivas en España para conseguir mejores precios. En Francia tienen bastante experiencia al respecto. UFC-que choisir, la primera asociación de consumidores del país, ha lanzado recientemente una campaña para poder comprar colectivamente gas y electricidad y así abaratar la tarifa. Su eslógan «Seamos más para pagar menos» ha atraído hasta la fecha a más de 200.000 consumidores franceses, entre los que me encuentro yo misma.

 

UFC-que choisir se dedica, como muchas asociaciones de consumidores, a hacer comparativas de todo tipo de productos, y esa información la reciben más de 300.000 abonados a su newsletter. Es la decana de las asociaciones de consumidores de Europa occidental. Fue creada como organización sin ánimo de lucro en 1951 y desde entonces ha informado y alertado a la población francesa sobre todo tipo de mal uso y abuso por parte de empresas y proveedores de servicios. Cada año investigan unas 5.000 marcas y participan en unos 60.000 litigios, por poner sólo algunas cifras como ejemplo. 

Me pregunto por qué en España las asociaciones de consumidores no han conseguido despegar con el mismo impulso que en Francia. Quizá nos faltan años de experiencia. ¿Quizá porque nosotros en España vivimos convencidos de que no podemos presentar oposición a la administración pública ni a las empresas privadas, porque de alguna manera ellas tienen la sartén por el mango y no la van a dejar así como así? Algo de razón me dio Amaya Apesteguía, de la OCU, cuando la entrevisté hace unos meses para hablar de cooperativas. Me vino a decir que este modelo empresarial no ha calado como en otras partes por la falta de un «ciudadano empoderado», alguien dispuesto no sólo a firmar un contrato, recibir un servicio y luego olvidarse de ello, sino alguien predispuesto a implicarse en el funcionamiento de la empresa de servicios y de alguna manera interesado en ser prescriptor, consum-actor y no sólo consumidor.

Me ha interpelado la publicidad de UFC-que choisir. Al final del vídeo que he insertado en este post piden al espectador que se una a su causa: «Faites-vous respecter» es decir «Hágase respetar». Quizá deberíamos aplicarnos el cuento en España. Me vienen a la cabeza episodios dramáticos de estos últimos años. Dramáticos cuando no trágicos, que implican a telefónicas y bancos, a hipotecas y a preferentes, por mentar sólo algunos casos archiconocidos. ¿Y si decidimos hacernos respetar? ¿Y si nos unimos para ser más y así pagar menos? ¿Y si nos unimos para que dejen de estafarnos? Organizaciones de consumidores, haberlas, haylas.

Comentarios

Lo que tienen quehacer los consumidores es dejar de ser consumidores. Ello no significa, ni mucho menos, que se deje de comprar lo que necesitemos o queramos-Un saludo

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