Gaza no es Hamás
El escándalo de la ONG que cedió fondos a Hamás no puede justificar el hostigamiento de Netanyahu a estas organizaciones
El presunto desvío de 50 millones de dólares que el responsable de finanzas en Gaza de una ONG entregó a la organización Hamás daña de manera muy grave la labor que numerosas organizaciones realizan en favor de la población de la Franja. World Vision es una institución que lleva décadas trabajando en Cisjordania y Gaza, y en este último territorio atiende a unos 40.000 niños. El caso, sin embargo, no puede dar alas a la política de hostigamiento que el Gobierno de Benjamín Netanyahu está llevando a cabo contra las ONG que asisten a la población palestina. La situación objetiva en Gaza hace indispensable la ayuda humanitaria y organizaciones y voluntarios de todo el mundo la hacen posible. Hostigarlos es seguir el juego de Hamás, a quien le irá mejor cuanto peor sea la situación en Gaza.
Resulta imprescindible resaltar el papel jugado por Hamás en este escándalo. La organización impone férreamente su ley en Gaza desde 2007 cuando expulsó del territorio —del que previamente se había retirado Israel completamente en 2005— a los representantes de la Autoridad Palestina e impuso un Gobierno de carácter islamista que reprime con extrema dureza la disidencia tanto política como social. Y no solo eso. Ninguna organización que trabaja en Gaza puede hacerlo contra el criterio de Hamás, o, simplemente, sin su permiso. Resulta evidente que la acusación contra un empleado gazatí de World Vision es muy dañina; pero esto no debe quitar mérito a quienes actúan por motivos humanitarios ayudando a una población civil víctima de un enquistado conflicto que exige una solución.
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