El león albino
‘Ludwig’ difícilmente podría sobrevivir en libertad; los que habitan las sabanas corren el peligro de extinguirse
Es un león. Sostiene a cámara una mirada tenaz, sosegada, desprovista de cualquier miedo. ¿A qué le va a temer un león? Ciertamente no a que a final de mes le venza el contrato o le despidan, a que su salario no le alcance para permitirse un alquiler, a la enfermedad de su padre o a la rutina. Ninguno de nuestros miedos le es propio: es un león.
Es un león y tiene nombre, Ludwig, como también tenía nombre aquel Cecil, el león al que abatió, despellejó y decapitó hace un año un dentista estadounidense de vacaciones en África. Por un tiempo, el cazador se convirtió en un villano global, uno de esos malos de película sin matices.
Después de Cecil han muerto otros cientos, o miles tal vez, de acuerdo con un informe que publicó el mes pasado la Universidad de Oxford junto con la organización Panthera, especializada en la conservación de grandes felinos. Pero esos no tenían nombre.
El león Ludwig mira desde detrás de la mampara de un zoo. Probablemente no sepa que, por la mutación genética que le redujo la melanina e hizo que su piel y su melena fueran blanquecinas, tendría aún más difícil que el resto de los de su especie escapar en el desamparo de la sabana de la bala del que querría colgar su cabeza, perfectamente conservada por un taxidermista, en una pared como trofeo; o del curandero asiático que convence a crédulos de que con un vino afrodisíaco a base de moledura de hueso de león recuperarán su vigor sexual. Ludwig, desde luego, no sabe que la expansión agrícola ha ocasionado la desaparición de los leones en 12 países africanos. Están extintos en el norte del continente y en vías de estarlo en el área occidental. Su hábitat ha menguado un 75% en el último siglo.
Ludwig vive en cautividad en Demydiv, a 50 kilómetros de Kiev (Ucrania), y ayer fue padre de cinco cachorros tan albinos como él. Que ninguno tenga miedo: son leones y, en un futuro muy cercano, toda la especie vivirá como ellos, en una reserva vallada, detrás de rejas para su protección. Vivirán para aparecer en fotos como esta.
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