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La danza de una artista negra, lesbiana y madre

Mamela Nyamza usa el videoarte y la 'performance' como herramientas de reivindicación de género

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“Es una historia real: soy mujer, soy madre también, ¿sabes? De alguna manera, es una mujer, y madre, que es artista, que es lesbiana, que tiene hijos, que en realidad… ¡quiere ser libre!”. La sudafricana Mamela Nyamza, bailarina de danza contemporánea, describe así el significado de su obra Hatched 2015 que se presentaba por primera vez en España a principios de verano en la galería madrileña Slowtrack y en el Loop de Barcelona.

Hatched 2015, es multidisciplinar. Performance, videoarte, pintura y danza en una misma obra que pone el cuerpo de la mujer en el centro de su representación: “El resultado de la obra ha sido muy interesante. Porque yo juego con eso, con el género”, afirma Nyamza en la entrevista realizada por Wiriko en Slowtrack tras la performance que inauguraba la exposición. Nyamza se casó, se separó, es lesbiana y vive la discriminación en su piel, como muchas mujeres más. Ella cuenta que desde pequeña le preguntaban si era niño y niña. Y juega ahora con eso, con su cuerpo, con su imagen, con su género.

El resultado es una película, proyectada en tres pantallas a la vez, que fusiona el vídeo realizado por la videoartista y pintora sudafricana Robyn Denny a partir de la performance de la propia Nyamza. La escenografía en rojos y negros, con las pinturas de Denny retratando a la bailarina en plena danza.

"Mamela es maestra de danza contemporánea y no está oprimida por los discursos y narrativa occidentales. Se desahoga al final, se autolibera”, relata la comisaria de la obra, Beathur Mgoza. Tres pantallas, tres momentos: “conversión, agitación y revelación”. La guinda, la filmografía de Ebrahim Hajee, que transforma la danza en cine y la banda sonora de Jeremy de Tolly's, hilo conductor de la película.

Hatched 2015 narra la historia de una mujer en un contexto doméstico, pequeño y que aprisiona. En su casa, tendiendo la ropa. Las pinzas de tender tienen un fuerte componente simbólico cuando Nyamza se estremece y se agita para deshacerse de ellas: “Representan la tarea que haces cada día, el trabajo duro de las mujeres. Expreso de forma metafórica que no es fácil. Porque no es solo mi historia, es también tu historia, que se convierte en universal”, asegura la bailarina.

La fuerza de la obra se encuentra, en gran medida, en la representación autobiográfica de Nyamza, que siente y hace sentir sus vivencias en Sudáfrica. Mujer, negra, lesbiana, madre, de origen humilde y entorno empobrecido. Cuando su madre fue violada y asesinada en 1999, la bailarina encontró en la danza una forma de hacer frente a esa terrible experiencia y decidió usar su baile y su cuerpo para contar historias reales.

“Es tan poderoso ver a una bailarina negra con las zapatillas de ballet…", destaca Mgoza al señalar que es una disciplina a la que no puede acceder todo el mundo. Ir a la escuela siendo negra no es fácil si vives en un township en Sudáfrica, en Gugulethu. En una entrevista en I am a woman, la bailarina cuenta que fue su abuela quien movió cielo y tierra para que tuviese la oportunidad de aprender a bailar y cumplir su sueño. Hoy, esta activista es bailarina, profesora, performer y coreógrafa, con reconocimiento internacional.

La vídeoinstalación y exposición Hatched 2015 ha sido expuesta en Madrid por primera vez

Hatched 2015 nació hace dos años, cuando la artista Robyn Denny contactó con Nyamza tras pintarla en movimiento en tonos negros y rojos, los colores de Hatched: “Para mí, la conversación y la colaboración con Mamela es la obra de arte. En Sudáfrica las cuestiones raciales están a flor de piel y el país aún no está curado… ¿qué pueden una artista blanca y otra negra hacer en este diálogo? ¿Cuál es el resultado? ¿Qué puede salir nuevo de esta conversación?”. Para Denny, eso es el principio de su trabajo. Para Nyamza también: “Esa es la belleza, que a pesar de venir de diferentes backgrounds teníamos que poner todo en común, trabajando juntas”, añade.

El espectáculo impacta, llega y toca. Y según la comisaria Mgoza, el público lo entiende y empatiza: “Pienso que la audiencia entiende que hay un gran poder cuando ven la obra y la experiencia de la performance de Nyamza. Es un sentimiento que se entiende. Si piensas que en Sudáfrica una de cada tres mujeres son agredidas sexualmente o violadas a lo largo de su vida, los artistas tienen la responsabilidad de comprometerse activamente con esa cuestión", sostiene. "Hay que decirle a la gente ‘entendemos el dolor’, y este trabajo lleva a esa gente al viaje de Hatched".

Como ya afirmaba Nyamza, las implicaciones de ser mujer en una sociedad heteropatriarcal son universales. “El hecho de que Slowtrack programe esta exposición en su galería significa que no es solo una cuestión africana, es una cuestión universal. El trabajo muestra el interior de cada ser humano y esa es su belleza: es íntimo, no te alivia y habla por sí solo”, concluye Mgoza.

Wiriko es una asociación cultural que tiene como objetivo la difusión de las manifestaciones artísticas y las culturales africanas contemporáneas. Desarrolla actividades de divulgación a través de un magacín en línea y de formación mediante el Aula Virtual.

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