Los compañeros de colegio de Emma Watson no podían acercarse a ella
La escuela penalizaba a los alumnos que molestaban y pedían autógrafos a la actriz de Harry Potter
Emma Watson alcanzó la fama siendo una niña gracias a su interpretación de Hermione en la saga Harry Potter. Tras dejar sus estudios de Interpretación en la reconocida Universidad de Brown de Rhode Island (EE UU), la actriz reorientó su carrera universitaria y terminó la carrera de Literatura Inglesa en 2014. Pero mucho antes, mientras duraba el rodaje de la saga de los niños con poderes mágicos, Watson seguía asistiendo a sus clases en la escuela Headington de Oxford (Reino Unido), y la institución educativa tuvo claro que la intérprete tenía que poder estudiar tranquila. Así que ahora se ha sabido que emitió una advertencia para todo aquel que tuviera la intención de acercarse a ella pedirle un autógrafo.
— Emma Watson (@EmmaWatson) May 25, 2014
El estudiante que se acercara a Emma Watson por ser famosa, y, sobre todo, quien le pidiera un autógrafo, corría el riesgo de recibir una advertencia. Y al llegar a tres, podía ser penalizado. Un sistema del que eran conocedores los padres de los alumnos. “Por supuesto si eras su amiga podías hablar con ella, pero nadie tenía permitido acercarse y pedirle un autógrafo”, ha contado una exestudiante al periódico estudiantil The Tab. “Recuerdo que nos advirtieron formalmente, y estábamos bastante asustados en poder tener un punto de castigo. En ese momento habría sido demasiado embarazoso”, cuenta otra estudiante.
Durante los años en los que Watson compaginaba el rodaje con la escuela, la actriz tenía un tutor particular que estaba con ella en los platós. Además, los lunes se los liberaban de grabar secuencias para poder acudir a la escuela, donde entregaba los deberes que siempre le eran comunicados los viernes.
Hoy Emma Watson vive un poco más apartada de la industria del cine, y se ha centrado en su faceta como embajadora de buena voluntad de la ONU y su papel para impulsar la campaña HeForShe, que lucha contra la desigualdad de género. A sus 26 años, seguro que ha desarrollado sus propias técnicas para firmar, o no, autógrafos sin que nadie tenga que ser represaliado por ello.
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