‘Zipi y Zape y la isla del Capitán’: aventuras y humor en familia
Para los padres de esta generación, muchos de los cuales hemos crecido con los tebeos de Zipi y Zape, una película con actores reales puede generar entusiasmo, curiosidad o inquietud. En mi caso, era más bien eran los dos últimos sentimientos. Solo había visto fragmentos sueltos de la primera entrega, Zipi y Zape y el club de la canica, en una tarde vegetativa ante la tele. Así que ir al cine con toda la familia a pasar casi dos horas monotemáticas me producía dudas sobre cómo podían adaptarse las aventuras, más bien cotidianas y llenas de gamberradas, de los tebeos. Error. Zipi y Zape y la isla del Capitán no tiene nada que ver con los personajes de Escobar, más allá de que sus protagonistas son dos mellizos, uno rubio (Teo Planell) y otro moreno (Toni Gómez), con tendencia a causar desastres por sus ideas de bombero.
'ZIPI Y ZAPE Y LA ISLA DEL CAPITÁN'
Dirección: Oskar Santos.
Intérpretes: Elena Anaya, Teo Planell, Toni Gómez, Iria Castellano, Goizalde Núñez, Fermí Reixach.
Género: aventuras. España, 2016.
Duración: 100 minutos.
La película, que se estrena en España este viernes, es sobre todo una historia de aventuras, con bastante humor, a veces escatológico, y un mensaje de exaltación de la amistad y la familia, incluso aunque tus padres sean unos petardos y estén todo el día riñéndote. Dirigida por Oskar Santos, al igual que la primera entrega, tiene a Elena Anaya como malvada. La historia es entretenida, con cierta intriga y referencias a situaciones y personajes literarios más de nuestra infancia que de la de nuestros hijos (el capitán Nemo, Allan Quatermain, Sherlock Holmes...), y golpes de humor fácil pero efectivo (los ataques de la monja, que me recuerdan a mí misma cuando pierdo los nervios, son descacharrantes). El final logra incluso emocionar un pelín, aunque puede que más a los padres, a los que nos queda más clara la moraleja, que a los hijos.
Está bien hecha, con bastantes efectos especiales, y los actores funcionan, incluso los niños. A mis pequeños críticos, David (8 años), Natalia (7) y Elisa (casi 5) les gustó mucho, sobre todo a los dos mayores. La menor la vio del tirón, sin aburrirse, aunque creo que en algunos momentos perdía el hilo y es aún algo pequeña para disfrutarla de verdad. En resumen, una película familiar para pasar una tarde divertida.