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Tentaciones

'Independence day 2', la secuela de la película que cambió la industria del cine

El director alemán Roland Emmerich estrena este fin de semana la continuación, 20 años después, de la película en la que los aliens destruían la Casa Blanca. En su nuevo trabajo hasta se atreve a pronosticar el futuro: la presidenta de los EE UU es una mujer

"Después de ver Independence day, Spielberg me dijo que la película cambiaría la industria", recuerda Roland Emmerich, sentado en un hotel de Los Ángeles, 20 años después de aquella batalla épica entre Will Smith y los aliens, cuando por fin estrena la ansiada secuela. "Y tenía razón. Pero ése nunca fue mi plan. Yo sólo quiero contar buenas historias". Aunque para el director alemán afincado en Hollywood esas buenas historias conllevan casi siempre destruir el mundo. "Pero siempre con un factor humano involucrado", matiza.

El éxito de Independence day, donde derrumbó la Casa Blanca por primera vez, le dio alas para cargarse todo monumento que quiso. Desde el Empire State al Vaticano. Solo respetó la Estatua de la Libertad en El día de mañana, por solidaridad con las víctimas del 11-S. Pensó que después de las Torres Gemelas no podría volver a destruir edificios en sus películas. Se equivocó. Ahora, en Independence day: Contraataque, está convencido de que la inocencia de la juventud es lo que nos salvará. Pero, mientras esperamos el rescate, no le importa volar Londres por los aires.

Quizá la única solución para que no nos destruyamos los unos a los otros pasa por que "los aliens vengan a invadirnos de verdad"

"Estoy obsesionado con la idea de que el mundo no pueda unirse", dice Emmerich. Y de esa obsesión nació Independence day: Contraataque. Quizá la única solución para que no nos destruyamos los unos a los otros pasa por que "los aliens vengan a invadirnos de verdad", suelta con sorna. "Siempre supimos que volverían" es el eslogan de la secuela. 20 años después regresan, son más fuertes y el Capitán Steven Hiller (Will Smith) ya no está aquí para rescatarnos. "Sé que la realidad ha cambiado desde el 11-S, pero esta película no es real. Es un mundo alternativo que sale de aquel 4 de julio de 1996, con una generación post-guerra que ha intentado construir un sistema de defensa mejor. Es un mundo unido. Sería maravilloso si nosotros también pudiéramos unirnos para ir al espacio; no luchar por cuestiones religiosas; no matarnos. Siempre pienso qué pasaría si todos hiciéramos algo por los demás. Por eso estoy tan orgulloso de Angela Merkel. Ella acogió más refugiados que nadie. Son seres humanos que no pueden quedarse en su país".

Roland Emmerich nació en Alemania, vive en EE UU y se desenvuelve mejor que nadie en el sistema de los grandes estudios de Hollywood pero, a pesar de lo patrióticas que puedan parecer sus películas, se ha autodefinido siempre como antiamericano. ¿Quizá por eso ha destruido tres veces la Casa Blanca? "En realidad, me encanta ese edificio", dice. "No soy Roland, el Destructor". Pero si hay que ponerse a destruir cosas, mejor que sean "símbolos de algo". Además, explica, tiene una gran pasión por la arquitectura, la profesión a la que se quería dedicar antes de convertirse en cineasta.

"2025 será el año en el que la economía colapsará. El déficit será tan alto que todo se vendrá abajo", profetiza Emmerich porque EE UU vendió su déficit a China. Un tema que le preocupa tanto que lo ha metido en esta nueva Independence day. "La nave alienígena es más grande que China y se está comiendo Europa. Ése es uno de los pequeños mensajes escondidos que he puesto en la película", dice orgulloso. Y hay que hacer caso a sus profecías: en El día de mañana el fin del mundo llegaba por el cambio climático cuando no era un tema habitual en los periódicos. "Es lo bueno de las grandes películas, que siempre puedes hacerlas personales".

"Mi principal talento y amor es hacia las películas grandes y opulentas", reconoce Emmerich

"Mi principal talento y amor es hacia las películas grandes y opulentas", reconoce Emmerich. Su paso por el cine indie (y no destroyer), con Stonewall, fue un gran fracaso de crítica y taquilla. "Pero no me gustan los superhéroes ni la gente con trajes ridículos. Eso significa que estoy un poco limitado en esta ciudad [Los Ángeles]. Yo crecí en Alemania con Thomas Mann y Hermann Hesse. Ellos nunca se ponían trajes ridículos. Y los únicos cómics que leí fueron los de Astérix y Obélix. A mí me interesa la ciencia ficción. Y nosotros, la gente normal, somos los verdaderos héroes".

Emmerich se ha adelantado a la posible realidad, y Sela Ward (House) interpreta a la presidenta de EE UU en Independence day: Contraataque. Si de algo no se le puede acusar a Emmerich es de falta de diversidad y mujeres en sus castings. "Las mujeres son mejores políticos que los hombres. Yo soy un gran defensor de Hillary Clinton desde siempre. Espero que sea presidenta. Es hora de que EE UU crezca. En la película también hay muchas mujeres pilotos, es un cambio generacional. Me encanta".

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