_
_
_
_

“Si fuéramos a Marte ahora, moriría todo el mundo”

El hombre que grabó 'Space Oddity' de David Bowie mientras flotaba en el espacio cree que la música es imprescindible para explicar los misterios del universo

El astronauta canadiense Chris Hadfield, esta mañana en Tenerife.Vídeo: RAFA AVERO
Nuño Domínguez

Chris Hadfield es el astronauta más famoso del momento. Nació en 1959 en Sarnia, una pequeña ciudad petrolera de Canadá. Él creció en una granja y, cuando vio la llegada del primer humano a la Luna por televisión, dice que sintió “una invitación a convertirse en algo diferente”. Aquel chaval creció, estudió en cuatro universidades, se alistó en las Fuerzas Aéreas, se hizo piloto de pruebas y, en 1992, Canadá le contrató para ser astronauta, el primero en hacer una caminata espacial en toda la historia del país. Hadfield ha viajado tres veces al espacio, ha sido comandante de la Estación Espacial Internacional (ISS), ha hecho durísimas caminatas espaciales y reparado averías que hubieran arruinado esta base que orbita la Tierra a unos 400 kilómetros de altitud. Y de vuelta a la Tierra es profesor de Universidad de Waterloo, músico, escritor, conferenciante... Pero la inmensa mayoría de la gente no tiene ni idea de todo eso. Para la mayoría es solo el astronauta que cantaba Space Oddity de David Bowie mientras flotaba con su guitarra en el espacio, un impresionante video con decenas de millones de visualizaciones en todo el mundo.

Hoy Hadfield está en Tenerife para participar en el festival Starmus, un encuentro que reúne a 12 premios Nobel, 7 astronautas y unos 800 asistentes de 12 países para hablar de ciencia y cultura y rendir homenaje al físico Stephen Hawking. En esta entrevista con EL PAÍS, el astronauta y músico cuenta por qué decidió quitarse horas de sueño cada día para mostrar al mundo cómo es vivir en el espacio y por qué la música es la mejor herramienta para hacerlo.

Pregunta. ¿Cuál fue su mejor experiencia en el espacio?

Tras un paseo espacial acabas sangrando por las manos, los hombros, las rodillas…

Respuesta. Los vuelos espaciales son mágicos. Flotar sin gravedad, estar haciendo algo muy difícil y hacerlo bien porque te has entrenado mucho… es como un regalo que estás abriendo continuamente. Entre todas las cosas, lo más diferente que puedes hacer es una caminata espacial. Yo he hecho dos. Te pones un traje enorme y sales al universo. Estas solo, agarrándote a una nave espacial con toda la eternidad del universo rodeándote. Y la Tierra muy lejos a un lado. Es una experiencia impresionante. Yo pasé 15 horas, di 10 vueltas completas a la Tierra.

P. ¿Físicamente es muy duro?

R. Hay gente que pierde las uñas. A menudo cuando acabas y te quitas el traje estás sangrando por las manos, los hombros, las rodillas… Es como estar en una máquina de ejercicios en el gimnasio durante 10 horas.

P. ¿Por qué se sangra?

R. Porque el traje está presurizado, con tanta presión como una bola de voleibol. Cada vez que tienes que apretar una mano, mover el hombro, doblar el codo, estás luchando contra un traje increíblemente duro. Al principio no hay problema, pero en unas horas se te comienza a abrir la piel. Porque no están diseñados para ser cómodos, más que un traje es como una nave espacial para una sola persona hecho de tela. Es muy duro para el cuerpo.

Allí arriba hay una guitarra permanentemente. La pusieron los psiquiatras de la NASA y lleva allí desde agosto de 2001

P. ¿Hay algo de la vida ordinaria en el espacio que le sorprendiera?

R. Ponerte una zapatilla de correr. Normalmente vas descalzo para usar los pies para agarrarte por ahí, pero si quieres correr en la cinta, por ejemplo, tienes que ponértelas. Piensa cómo te pones una zapatilla en la tierra. Te sientas y tiras de ella con las dos manos. Si haces eso en el espacio empiezas a dar vueltas. Allí me tiré seis meses intentando poner ambos zapatos flotando cerca de mí. Pero cada vez, para cuando había conseguido ponerme uno, el otro se había ido dando vueltas y tenía que ir persiguiéndolo por ahí. Piensas que en seis meses vas a conseguir hacerlo bien, pero no. Controlar objetos pequeños es muy difícil mientras que los grandes son mucho más sencillos, es decir, podrías mover un coche con un solo dedo.

P. Llegar a ser astronauta le ha costado mucho, ha hecho muchas cosas en el espacio, pero posiblemente la mayoría de la gente te recuerda por tocar una canción de Bowie. ¿Qué nos dice eso sobre nosotros mismos ?

R. Es completamente normal. Estamos en una etapa en la exploración espacial en la que ya no vamos de viaje, un trayecto determinado y bien delimitado. Ahora 15 países de todo el mundo estamos permanentemente en el espacio, desde noviembre de 2000, y no se trata de un solo país, sino de toda la especie humana. Intentar hacer ver a la gente cómo es explorar el universo es muy importante, no solo los aspectos técnicos. Un gráfico puede describir a la perfección la temperatura de la superficie de Luna, por ejemplo, pero es muy difícil intentar explicar lo que se siente como ser humano al estar ahí. Puedes intentar escribir, tomar fotos... y la música es una forma completamente diferente para explicar una experiencia humana extraordinaria. Hay cuevas en Alemania donde encontraron instrumentos musicales de hace 42.000 años. La música es antigua, fundamental, necesaria más allá del lenguaje. Así que tocar la guitarra en la ISS es completamente normal, somos nosotros. Allí arriba hay una guitarra permanentemente. La pusieron los psiquiatras de la NASA y lleva allí desde agosto de 2001. Casi cada noche la toca alguien. La pusieron como apoyo psicológico porque creen que la música es fundamental para el alma, para mantenerte cuerdo. La canción de Bowie le hace ver a la gente cómo es vivir en una nave espacial, la serenidad, la gracia, la naturaleza introspectiva. Fue solo una pequeña cosa que he hecho durante una carrera de 21 años.

P. ¿Le criticaron, diciendo que no era serio?

R. Creo que lo hubieran hecho si lo hubiese hecho en horas de trabajo. La gente me vio cantar Space Oddity, lo que no vieron es el 99,999% del trabajo que hice allí. Lo hice en mi tiempo libre, porque pensé que no solo hay que ser un buen comandante y mantener la estación. Cada noche robaba dos horas de sueño para tomar fotos, escribir, hacer música, grabarla, intentar experimentar este entorno único y compartirlo. Cientos de millones de personas han visto el vídeo. Les ayuda a entender algo que es complicado de ver y comprender.

P. Usted asesora a Canadá en esta materia. ¿Cuáles cree que deben ser nuestros siguientes pasos en la exploración espacial?

R. Mire nuestra historia. Todos nosotros venimos de África. Puedes contar las generaciones desde la última oleada que salió de allí, la de nuestra propia subespecie. La Edad de Hielo nos hizo retroceder muchísimo terreno, pero después construimos botes que nos permitieron llegar hasta Australia. Inventamos una tecnología que nos permitió vivir en zonas que serían inhabitables como el norte de Europa y Rusia, Norteamérica… Llegamos a Nueva Zelanda hace solo 800 años. Y a la Antártida hace apenas 100. Y ahora miles de personas viven allí, cientos en el Polo Norte. Y lo hacen para estudiar el origen del universo, para analizar la fragilidad de nuestra atmósfera, entender nuestro planeta. Hace 50 años toda esa exploración fue a una nueva dimensión con el Sputnik , satélites científicos, y después con humanos. Es difícil extrapolar una historia así. Creo que simplemente seguiremos explorando. La Estación Espacial es nuestro primer asentamiento en el espacio. Dejamos la Tierra hace 15 años y medio y la estación funcionará por otros 10 o 15 más. Más allá el siguiente destino es obviamente la Luna, porque está a solo tres días de viaje. Vamos a cometer errores en ese viaje así que necesitamos tener la posibilidad de regresar si algo sale mal. Si vamos a Marte ahora mismo, moriría todo el mundo. Sería como intentar cruzar el Atlántico en una canoa, vas a morir a no ser que tengas mucha, mucha suerte. No hay prisa y no lo hacemos por diversión, sino para intentar entender el universo.

Convertirse en una especie multiplanetaria tiene sentido para garantizar que no desaparezcamos

P. Stephen Hawking ha dicho que tendremos que dejar este planeta para sobrevivir como especie. ¿Está de acuerdo?

R. Sí. La Tierra ha tenido muchos cataclismos. La Tierra fue una enorme bola de hielo. Ha sufrido impactos de meteoritos. Recibimos pulsos electromagnéticos de otras estrellas y de Sol que causan problemas. Somos la especie y la civilización más avanzada que ha producido el planeta, pero no somos inmortales. La pregunta es ¿queremos conseguir la supervivencia de la especie? Si es así, creo que convertirse en una especie multiplanetaria tiene sentido para garantizar que no desaparezcamos. Pero por ahora es como si fuéramos un bebé que ha dado solo unos pasos y de repente alguien habla ya de correr una maratón.

P. ¿Estamos preparados para abandonar nuestro planeta y no volver jamás?

R. La preparación no importa realmente. Naces con unas fortalezas y debilidades, vives unos 70 u 80 años y te mueres ¿Para qué estás preparado? Intentas hacer lo máximo con lo que tienes, apreciar lo magnífica que es esta corta vida e intentas contribuir. Durante mucho tiempo hemos construido un montón de estructuras que nos permiten no tener que estar casi todo el tiempo cultivando para no morirnos de hambre sino desarrollar el intelecto y que este nos permita llegar más lejos. Como especie somos muy flexibles y la tecnología nos ayuda a adaptarnos. No importa si es Tenerife, Toronto, el Ártico, la estación espacial, la Luna o Marte, son solo sitios, y nos arreglaremos sobre la marcha. Necesitamos ese reto. Un ser humano que nace con un potencial que nunca puede usar es una gran pérdida.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_