El ‘Brexit’ rompe Europa

Los resultados del Brexit me han avergonzado. La decisión de ciertos votantes tendrá un efecto sobre todos nosotros respecto a la economía. No hay duda de que la incertidumbre económica que ya se vislumbró el viernes no es buena para nadie. No es una cuestión de política o economía. El impacto es cultural. Me ha dado vergüenza ir a trabajar el viernes. Me da vergüenza hablar con la gente española y europea que conozco tanto en el ámbito personal como en el profesional. Siento vergüenza de que en España la gente me ha aceptado como si fuera Andy, el abulense, o el albacetense. Y me siento avergonzado de que España me haya permitido integrarme en su cultura y algunos británicos hayan rechazado la generosidad que los españoles y otros europeos han mostrado. Incluso me sentiré incómodo cuando salga a comprar el pan en la tienda debajo de mi casa. Temo que me voy a sentir así en el futuro.

Lo más impactante para mí, sin embargo, es la vergüenza que siento de que algunas de las personas que conozco en Reino Unido no son solo brexiters, sino también xenófobas. El descubrimiento me ha obligado a romper las relaciones personales que había mantenido. Pero si se puede sacar algo bueno de este desaguisado, es que estoy orgulloso de decir que mi familia inmediata votó por permanecer en la Unión Europea. No podría haber pedido más de ella.— Andy Selby. Madrid.

En determinados momentos de la historia es preciso que existan personajes capaces de hacerse presentes y determinantes para el futuro. Este es el momento de que exista alguien así, en Europa. Schuman, Churchill, Monet, Gasperi... Ya no se recuerdan y ya no están aquí. ¿Quién podrá estar a la altura de evitar el dolor, la quiebra y la ruina de nuestro mundo? Un gran paso atrás, eso sí, en “libertad”.— Prudencio Pedregal López. Albacete.

Tras el ‘Brexit’ solo nos queda el triunfo de los populistas o de los populares el domingo, la victoria de Trump en Estados Unidos en otoño y la independencia con portazo de Cataluña el año que viene. No sé si a Murphy le queda algo más por hacer pero es para echarse a temblar.— Pablo de Vera Moreno. Madrid.