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EL ACENTO ELECTORAL
El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Electores, ¡un esfuerzo más!

Para sortear unas terceras elecciones, allá por Navidades o Año Nuevo, hay que aprovechar el 26-J

Urnas y papeletas preparadas para las votaciones del 26-J.
Urnas y papeletas preparadas para las votaciones del 26-J. Jaime Villanueva

Antes de llamar a la responsabilidad de los partidos para sacar adelante un Gobierno, hay que pedir a los electores que acudan a votar el domingo próximo. Que dejen bien clara cuál es su opción, pero que, después de hacerlo, los Rajoy, los Sánchez, los Iglesias, los Rivera, administren los resultados sin llamar inmediatamente a la traición en cuanto intenten algún pacto. Lo grave sería otro bloqueo tras la tibia campaña del miedo (a quedar peor que el 20-D) a la que hemos asistido.

Hay que abandonar la mentalidad del Gobierno presidencialista y pasar a la cultura del Gobierno parlamentario. Ya no basta con investir jefe del Gobierno al líder de la fuerza más votada que, en el peor de los casos, había conseguido 156 escaños del Congreso (José María Aznar, 1996) a lo largo del periodo transcurrido entre las elecciones de 1977 y las de 2011. Ahora se trata de asumir que todos los partidos son y van a ser minorías, y que funcionan bajo una Constitución que exige mayorías fuertes para numerosas decisiones. Por lo tanto, hacen falta pactos, sí o sí. No solo para que algún candidato sea capaz de alcanzar la presidencia del Gobierno, sino para aprobar los próximos Presupuestos del Estado, sin ir más lejos.

Ah, que los bipartitos son un lío, no digamos los tripartitos. Entonces, ¿se quiere insistir en las líneas rojas y en el no pasarán? Vale, en democracia siempre hay alguna solución. Por absurda que parezca, sería votar de nuevo. Y no rápidamente, puesto que no existen plazos constitucionales para convocar la primera sesión de investidura tras el 26-J, que abre la puerta a la eventual convocatoria de nuevas elecciones, como hemos aprendido en los meses precedentes. Estimando unos tiempos de espera parecidos a los de la fallida legislatura anterior, en caso de bloqueo persistente habría que votar otra vez en las próximas Navidades, más bien hacia Año Nuevo.

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Mucha más provisionalidad, mucho más Gobierno en funciones, en medio de una Europa líquida. Y si después tampoco, ¿hasta cuándo?

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