Esta vez es diferente: se rueda
Iglesias se añade etiquetas ideológicas como si añadiera tags mientras Rajoy aún no aclara si saldrá a actuar cuando se levante el telón
Cuando algo va mal, todos quisiéramos tener la oportunidad de poner en práctica una utopía, la que consiste en volver a empezar, en repetir la escena para corregir errores antes de que se levante el telón. Más allá del cabreo general, la cita electoral del 26-J nos permite a todos, candidatos y votantes, volver a empezar, volver a chascar la claqueta y empezar a rodar. Esta vez, por tanto, parafraseando el libro de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, es diferente.
Nosotros, los votantes, podemos seguir pensando y ensayando otros seis días.
Y ellos, los candidatos, veamos cómo lo hacen. ¿Están aprovechando para no repetir fallos ya que tienen la oportunidad? Vamos por partes.
- Pablo Iglesias es quien lo está haciendo de forma más radical, tanto y con tanto descaro que asombra su capacidad de ir reetiquetando su ideología según le conviene. Quien esté acostumbrado a trabajar creando contenidos en web sabe que a una pieza se le pueden ir añadiendo tags o etiquetas para llegar a todos los públicos potenciales, y eso es lo que está haciendo Iglesias. Quien era comunista en 2013 se ha hecho “mayor”, como dijo el domingo en El objetivo, y hoy se presenta como socialdemócrata. No es lo mismo ser un tertuliano que un candidato, dijo, y se quedó tan ancho. En su caso no se ha limitado a ensayar mejor, sino que nos ha cambiado el guion.
- Albert Rivera ha reconocido que su palabra ha perdido valor. Eso le honra. Pero no por ello ha renunciado a seguir pronunciando promesas tajantes para no pactar con Rajoy. ¿Las cumplirá? ¿Le podemos creer?
- Pedro Sánchez se mantiene en la indefinición. Los votantes no sabemos si votarle significará permitir un Gobierno de Rajoy mediante la abstención o convertir a Iglesias en presidente. Se llama carta blanca, cita a ciegas, y a estas alturas del ensayo no se puede perdonar.
- ¿Y Mariano Rajoy? Cuando el Rey abrió el telón tras el 20-D no quiso actuar, no sabemos si volverá a entrarle pánico escénico. Pero su estrategia no ha cambiado y sigue ensayando y ensayando sin tocar ni una coma ni mostrar mayor ambición de conquistarnos que las alcachofas que tanto le emocionan.
Bien. Aquí se rueda y unos cambian el guión mientras otros ni siquiera quieren corregir fallos. Mejor no recordar el subtítulo del libro Esta vez es diferente: Ocho siglos de locura financiera (ya lo hemos hecho). Porque no podemos soportar no ocho siglos, sino ocho días más de indefinición.