Corrupción, ¿qué corrupción?
Los viejos partidos políticos en los que ha habido corrupción miran hacia otro lado y siguen en su intento de ganar las elecciones. Aunque duela decirlo no se les puede reprochar nada; tanto los hechos corruptos que se han promovido desde los propios partidos como los que han tolerado son del dominio público y noticia constante; y como los nuevos casos no dejan de salir también es indudable que esos partidos siguen ocultándonos lo que no les interesa que sepamos. Como ahora se dice, su pretendida lucha contra las prácticas corruptas es un recurso retórico —en castellano, mentira—. A quien hay que reprochar es a aquellos ciudadanos fieles que, a pesar de una historia tan negra y conocida, les siguen votando. Es esta aprobación de un amplio sector ciudadano tolerante lo que perpetúa la corrupción y acabar con ella no depende de esos partidos, que se saben aceptados tal y como son, sino a la incapacidad ciudadana para reaccionar.— Eliseo Pascual Gómez. Alicante.
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