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CLAVES
Columna
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El coste de una coalición

Si las fuerzas moderadas fuesen capaces de atraer a su causa a aquellos que están dispuestos a ceder a cambio de soluciones, el frentismo quedaría desactivado

Jorge Galindo
Debate electoral con los responsables de los partidos politicos, en El Pais. Luis de Guindos (PP), Jordi Sevilla (PSOE), Luis Garicano (C's) y Nacho Álvarez (Unidos Podemos) .
Debate electoral con los responsables de los partidos politicos, en El Pais. Luis de Guindos (PP), Jordi Sevilla (PSOE), Luis Garicano (C's) y Nacho Álvarez (Unidos Podemos) .Samuel Sanchez (EL PAÍS)

A veces es un rumor de fondo; otras, se trata de una demanda explícita. El argumento suele ir más o menos así: España necesita reformas económicas e institucionales. Para llevarlas adelante hace falta un Ejecutivo de consenso, con base centrada y capacidad política, protagonizado por el PP y con la aquiescencia del PSOE y C’s. Sería esta, se supone, la única vía segura lejos de extremismos y rupturas. Pero este argumento tiene un problema. Esta opción no saldría gratis a los defensores de las reformas y la moderación. De hecho, hay razones para sospechar que el remedio podría ser peor que la enfermedad.

Las encuestas señalan a UP como nuevo partido líder de la izquierda. Seguramente son muchas las razones que llevan a un 25% de los votantes a apoyarles, y ninguna de ellas puede ser ignorada por quien desee reformar el país: corrupción, desigualdad, falta de oportunidades y, en general, la sensación del “no nos representan”. No se trata de un fenómeno pasajero, no desaparece con el crecimiento económico y con un par de reformas. Aislar a los representantes equivaldría a alienar a sus votantes. La experiencia reciente de varias democracias europeas muestra que los acuerdos entre los partidos tradicionales para conservar el poder acaban alimentando el discurso antiestablishment de quien se queda fuera. En cierta forma, UP es una coalición entre quienes desean nuevas políticas y soluciones, y aquellos que buscan el poder con una estrategia frentista. Una gran coalición será un argumento poderoso para que los segundos convenzan a los primeros de que el cambio se logra con ellos, o con nadie más.

Si las fuerzas moderadas fuesen capaces de atraer a su causa a aquellos que están dispuestos a ceder a cambio de soluciones, el frentismo quedaría desactivado y las preferencias emergentes, incorporadas al sistema. Pero estas fuerzas ya no encabezan la oposición, y probablemente la elección del PSOE se reduzca a qué costes prefiere asumir: si los de dar ya el poder a quien le ha adelantado por la izquierda, o los de crear el contexto propicio para que lo obtenga igualmente en el futuro. @jorgegalindo

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Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

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