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Mi casa piensa

Joseba Elola

SI USTED entra en una casa y se encuentra a un tipo hablando con las paredes, pidiéndoles que mañana las luces se enciendan a las 7.30 y que el café esté listo a las 7.45, no entre en pánico. Tampoco pida que le suban la medicación. Simplemente convenga en que acaba de entrar en la casa del futuro. Del futuro, o del más vibrante de los presentes de una serie de tecnologías que, en algunos de los casos, ya son una realidad, existen, están ahí. Todavía no han llegado al gran público porque siguen siendo, en gran medida, caras. Pero todo es cuestión de tiempo.

Llegado ese día, usted podrá comunicarse con su casa como hoy lo hace con su teléfono. Así será y empieza a ser la vivienda inteligente, un hogar concebido como un inmenso dispositivo electrónico plagado de objetos interconectados que procesan la información gracias al uso de capas de inteligencia artificial. Los aparatos se ponen a funcionar por sí solos y toman decisiones tras estudiar nuestros patrones de conducta.

Los termostatos inteligentes ya son una realidad. También hay neveras capaces de detectar si una fruta se ha podrido.

Siete y media de la tarde, ha salido usted del trabajo y su casa ya sabe que regresará sobre las ocho, así que las estancias que suele recorrer al entrar estarán perfectamente climatizadas para cuando llegue. Los sensores de proximidad ubicados en su hogar detectarán gracias a la geolocalización del coche que ya está usted cerca, por lo que activarán la función de calentar el vestíbulo, el pasillo y la habitación (donde usted se cambia de ropa al llegar) y ordenará el levantamiento de las persianas; el perrito robot y el mayordomo-agente electrónico esperan su llegada. Ha empezado a chispear, por lo que los aspersores dejarán de regar el césped. Ya se lo avisó el paraguas esta mañana antes de salir: hoy podía llover al final del día.

Parece un escenario de ciencia-ficción, pero lo cierto es que se trata de tecnologías que en buena medida son una realidad (o van camino de serlo). La marca de automóviles Mercedes Benz ya tiene un acuerdo con Nest –firma conocida por su termostato inteligente, puntera en el sector de la casa del futuro– con el propósito de que esto pueda suceder de inmediato. El perrito robot ya existe, hay varios, uno de ellos, Zoomer, un pequeño dálmata que se sienta, ladra y pasea a discreción obedeciendo a sus comandos de voz. El mayordomo perfectamente podrá ser ese ayudante con ojos de gato que está desarrollando Sony Mobile, un robot que saluda al propietario de la casa por su nombre cuando le ve entrar (dispone de un sistema de reconocimiento de cara). Hay aspersores, como el ETwater, que analizan el suelo, las plantas, reciben información meteorológica y usan el agua que se precisa en cada momento. Y paraguas, como el Haz Umbrella, en fase de desarrollo, impulsado desde la plataforma Indiegogo, que le envían a uno un mensaje al móvil con el pronóstico del tiempo.

Edificio de Sony Mobile en Shinagawa, Tokio

“Me imagino la casa del futuro como un hogar más automatizado, como ha ocurrido con los coches, que casi se aparcan solos”, señala Mikel Barrado, responsable del desarrollo de negocio de productos de Smart Living en el instituto tecnológico y de investigación Tecnalia. “Todo tiende hacia una automatización”. En Tecnalia –creada en 2010 por un grupo de empresas en el País Vasco– trabajan en soluciones como eliminar interruptores, automatizar la ventilación de la casa e introducir la electrónica en persianas y mobiliario.

Siete y media de la mañana, suena el despertador. Usted se despereza como todos los días y los sensores de su habitación lo detectan. Las luces se irán activando gradualmente. Las ventanas de la habitación serán dinámicas: se adaptarán a las circunstancias meteorológicas y a la necesidad de luz. Así son las del proyecto de la Sustainable Connected Home, vivienda equipada con paneles solares en el tejado que alimentan de energía la casa, desarrollada en Trento (Italia) entre el Mobile Experience Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la italiana Fondazione Bruno Kessler.

Usted habrá dormido sobre un colchón inteligente (como los de Sleep Number) que capta información acerca de sus patrones de sueño. Incluso puede que lo haya hecho sobre una de esas camas que se hacen solas, puestas en marcha por la firma Ohea.

El Care-O-Bot4 limpia la mesa y le trae el periódico. Además, la cama cuenta con tecnología para adaptarse al cuerpo.

El baño probablemente haya empezado a calentarse, dado que es la primera estancia que visita cada mañana tras salir de la cama. Contará con un inodoro inteligente, en la más pura tradición japonesa, con asientos que se calientan y cuya temperatura se puede regular. La tapa del váter, como la de la firma americana DXV, se levantará, gracias al sensor que lleva incorporado, al detectar que usted se está acercando. Hay chorros de bidé en su interior y mecanismos antiolores. Un proyecto de investigación en el MIT Senseable City Lab prevé incluso el análisis de heces que permite lanzar un aviso si algo va mal y procede visitar al médico.

En el espejo, mientras observa la cara con la que se ha levantado esta bendita mañana, probablemente vea proyectados el pronóstico del tiempo para el día, los titulares de prensa y la hora (al estilo de lo que ya se ve en el espejo retrovisor de los taxis), como ocurre con el Smart Mirror desarrollado por Google. El elaborado por Panasonic le permitirá experimentar cambios de look: probar colores de maquillaje, rojos de labios, barbas, peinados, modelos de bigote.

Ear, gadget que permite dar órdenes con la voz al teléfono (sale en julio). 

El desayuno se lo servirá su mayordomo electrónico, el Care-O-Bot 4 desarrollado por la Fraunhofer Society, capaz de limpiarle la mesa y de traerle esa cosa tan analógica llamada periódico en papel. Podrá usted abrir la puerta del refrigerador que presentó Samsung en el último Consumer Electronic Showcase (CES) de Las Vegas, el Family Hub, que cada vez que se cierra le enviará una foto del interior que usted consultará en su teléfono por la tarde cuando quiera recordar qué había. El café ya estará preparado con la cafetera Smarter, que controla usted mediante una app en su teléfono móvil.

En la mesa del desayuno podrá tener el proyector diseñado por Sony que le permitirá compartir fotos y notas. Y en el horno se podrá descargar la última receta del plato que quiere preparar esa noche cuando regrese, como ocurre con el Maid Oven.

Las estancias más conectadas serán, según señalan los expertos, el salón (donde no faltarán las gafas de realidad virtual y las paredes lisas y blancas para poder proyectar imágenes en ellas), la cocina, el garaje y la habitación. Sensores de movimiento y de temperatura, interruptores que se pueden accionar de modo remoto o llaveros que se comuniquen con la casa se convertirán en parte del paisaje cotidiano. Ya funciona, en países como Estados Unidos, el termostato Nest: allí, las ventas de estos reguladores inteligentes de la temperatura crecieron un 123% en 2015 y representan ya el 70% de la demanda de ese tipo de aparatos, según un estudio de IOT Analytics, firma que analiza el mercado del llamado Internet de las cosas.

Agent es un asistente que reconoce a su propietario, le recuerda su agenda y proyecta las fotos que han enviado los amigos. 

La casa inteligente se está convirtiendo en el santo grial que persiguen las empresas tecnológicas. Es visto como el siguiente gran mercado, the next big thing. El que dé con la fórmula maestra, como en su momento hizo Apple con el iPod, puede dominar la escena en los próximos años. Se trata del ámbito más pujante en el campo del Internet de las cosas, esa etiqueta exportada por Silicon Valley que engloba a todo dispositivo que cuente con una conexión a la Red y pueda comunicar datos a otro aparato. El desarrollo del Internet de las cosas es anunciado en algunos foros como una tercera revolución industrial.

En el pujante mundo del IOT (siglas en inglés del Internet de las cosas), las mayores inversiones de firmas de capital riesgo se están destinando al campo del hogar, según los datos de la plataforma Venture Scanner, que analiza e investiga la actividad de las start-ups. Las realizadas en el sector del hogar superan los 1.200 millones de dólares (las del ámbito de la salud, las segundas más cuantiosas, están cerca de los 1.000 millones, ligeramente por encima de las de entretenimiento y estilo de vida).

Apple, Google, Samsung, LG, Whirlpool, Siemens, Lenovo. La competencia en este campo viene por todos los flancos. Entran las grandes empresas tecnológicas, los fabricantes de teléfonos móviles, los de electrodomésticos. Y a esta batalla estratégica se lanza ahora de lleno la marca japonesa Sony Mobile, que el pasado mes de abril abría por primera vez las puertas de sus nuevos cuarteles generales en Tokio a la prensa extranjera para presentar su apuesta por el Internet de las cosas y los hogares inteligentes.

Projector, dispositivo que permite reflejar imágenes sobre la mesa o una pared. 

El edificio de Sony Mobile Communications, en pleno distrito de Shinagawa (Tokio), es un moderno rascacielos de 23 plantas en el que alrededor de 1.600 empleados se afanan en la apuesta que lidera Hiroki Totoki, consejero delegado de la firma desde noviembre de 2014. La marca japonesa no se quiere limitar a vender teléfonos con cámaras fotográficas cada vez más refinadas. “Este es un buen momento para empezar algo distinto; la gente está esperando que aparezca la novedad en el campo de los teléfonos inteligentes”, dice Hiroshi Ito, director de Nuevas Áreas de Negocio. Y lo nuevo es el Internet de las cosas, y, en particular, en el ámbito de la casa.

Sony apuesta por el desarrollo de nuevos productos inteligentes para el periodo 2016-2018. Partiendo de la marca del teléfono Xperia, construye un nuevo discurso tecnológico en torno a cuatro dispositivos. Con el Ear, que se ubica en la oreja, podríamos comunicarnos con nuestro teléfono de viva voz (lo lanzan en julio). Con el Eye, espera que nos paseemos por las calles llevando un aparato para captar imágenes. Las otras dos apuestas están directamente relacionadas con el hogar.

Agent es el nombre que recibe un pequeño robot de ojos de gato que en realidad es un asistente personal. Dotado de un sistema de reconocimiento de cara y voz, será capaz de identificar y saludar al dueño de la casa según entre por la puerta. Agent le recordará su agenda, le enseñará los vídeos y fotos que han enviado los amigos a través de las redes sociales y le ofrecerá información del tráfico. Podrá encender las luces, vigilar que todas las puertas estén bien cerradas, ajustar la temperatura al nivel que se le pida o comunicar mensajes que los niños han dejado antes de irse a la cama a ese progenitor que siempre llega a horas intempestivas. “Es una forma de crear un robot amigo, que se convierte en un nuevo miembro de la familia”, explica Hirohito Kondo, Henry, ejecutivo de Nuevas Áreas de Negocio de la compañía japonesa. “Queremos crear nuevas formas de comunicación”.

El retrete de DXV tiene un sistema antiolor y levanta la tapa. Zoomer es un perro que celebra la llegada del dueño. 

El otro es Projector, que también pretende erigirse en pieza central de comunicación de la familia. Se trata de un dispositivo que permitirá proyectar fotos sobre la mesa o en cualquier pared, deslizando las imágenes con los dedos como si se tratara de la pantalla de un iPad; llamar a la abuela para desearle buenos días y proyectar su imagen junto a la bolsa de madalenas; o intercambiar notas (post-its virtuales) de colores entre los distintos miembros de la familia.

Tanto el proyector como el agente son productos concepto que están siendo desarrollados y no llegarán al mercado antes de 2017. La marca japonesa, la tercera en venta de móviles en España (según los datos facilitados por la compañía para el periodo entre marzo de 2015 y marzo de 2016), está en la fase de fraguar acuerdos con fabricantes de otros dispositivos del hogar. “La inteligencia abre puertas que permiten crear nuevos productos, es todo un desafío”, declara Hiroshi Ito, que anuncia que los ingenieros ya están trabajando en un objeto aún más icónico que los cuatro que Sony acaba de presentar a un pequeño grupo de medios internacionales.

La aventura en este fascinante medio de la incorporación de inteligencia artificial a nuestra vida cotidiana, y más concretamente al ámbito del hogar, concita a primeros espadas del universo digital como Apple, Facebook, ­Google o Amazon. “Este es un campo aún bastante virgen, en el que ha habido investigación, pero no se ha producido una explosión en cuanto al número de usuarios”, asegura Xavier Alamán, profesor de Informática y Computación de la Universidad Autónoma de Madrid. “El que dé con el clic, con la killer application [la que lo cambia todo], será el que nos lleve a domotizar [automatizar] el hogar”, sostiene. “El que invente el cerebro de la casa inteligente se convertirá en el nuevo Google o el nuevo Apple”.

Connected Sustainable Home 2012

La 'Sustainable Connected Home' es un proyecto de casa inteligente. Las ventanas modifican su posición y regulan el paso de la luz. /H. R. ROMANO

La firma de la manzana apuesta en este campo por su reconocido diseño de calidad y por HomeKit, un software al que se pueden suscribir los proveedores de productos para la casa. Google presentaba el pasado 19 de mayo su nuevo asistente para el hogar y está bien posicionada en esta batalla desde que adquirió la compañía Nest, que fabrica el termostato Nest Learning, uno de los objetos icónicos de esta tendencia (que además de con los coches Mercedes, ya se entiende también con las lavadoras Whirlpool).

Samsung, por su parte, está plenamente integrada en esta batalla, así como lo están marcas de electrodomésticos y televisiones como LG (con su sistema para enviar mensajes por móvil a los electrodomésticos). El fabricante de chips Qualcomm también se ha lanzado a esta arena poniendo en marcha Alljoyn, una plataforma de software abierto a la que se están ­adhiriendo marcas como Sharp, Sears o Panasonic.

Caminamos hacia una casa inteligente en la que los teléfonos serán, en muchos casos, el interfaz a través del cual manejemos otros dispositivos y aparatos. “El futuro es incorporarle a cualquier cosa una tarjeta SIM”, asegura Ricardo Estévez, director de proyectos de la firma española de software Droiders. La clave es que las máquinas se entiendan entre sí (M2M, machine to machine). Y habrá que ver cuál es el lenguaje que se impone, el estándar que manda en el mercado. “Ese es uno de los retos, que se encuentren protocolos comunes, que haya compatibilidad entre dispositivos y aparatos”, señala Iñaki Vázquez, doctor en Ciencias de la Computación de la Universidad de Deusto.

Hiroshi Ito, director de Nuevas Áreas de Negocio de Sony Mobile. 

La conexión a Internet es lo que dota de inteligencia a los sistemas, muebles y electrodomésticos, lo que les permite adoptar decisiones gracias a esos pequeños espías llamados sensores. Es también la fuente de una de las preocupaciones que ofrece el hogar inteligente, la posibilidad de que sea hackeado. Vázquez asegura que el riesgo está presente, pero tampoco hay que magnificarlo: “El hackeo es un problema, pero ocurre como con nuestro ordenador de casa, para eso están los firewalls [cortafuegos] y antivirus: las firmas tendrán que verificar las posibles brechas de seguridad”.

El experto en domótica Xavier Alamán visualiza un futuro en el que el móvil dejará de ser el elemento central: “Aparecerán apps para la casa, que se convertirá en un gran dispositivo electrónico. Esas aplicaciones se visualizarán en la televisión o en el móvil”.

En la misma línea se sitúa Federico Casalegno, director del MIT Mobile Experience Lab. Dice que el móvil desa­parecerá de la ecuación e insiste en no olvidarse de lo fundamental: la casa inteligente no puede acabar siendo una infraestructura fría, mecánica. “Hay un gran potencial en la vivienda interconectada, sobre todo en términos de racionalización de consumos de energía”, dice en conversación telefónica desde Cambridge (Massachusetts). “Pero el objetivo, al final, debe ser que esos dispositivos te hagan sentir bien, seguro, que permitan la interacción con los demás, que te hagan sentir en casa”.

Hora de abandonar el hogar inteligente, habrá que interactuar con el asistente para que apague las luces, baje la calefacción y cierre bien todas las puertas. Si le decimos a Zoomer que nos vamos de paseo, hará su clásico numerito: dará dos vueltas en redondo y se pondrá a agitar la cola sin parar, como siempre.

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Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

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