Jóvenes, pero sobradamente cocinados

Una hora de preparación previa. Otra hora de cocina. Un cronómetro. Nueve cocineros con otros tantos platos. Y tres comensales de altura, el jurado: los chefs Joan Roca (tres estrellas Michelin), Andoni Luis Aduriz (dos estrellas) y el portugués Leonel Pereira (una estrella por su trabajo en el restaurante Sao Gabriel). Estos fueron los ingredientes de la final ibérica (España y Portugal) de la reconocida competición San Pellegrino Young Chef 2016, que busca al mejor cocinero joven del mundo. Tras más de cuatro horas de salsas de hormigas, crujientes y mucha técnica, salió un ganador por unanimidad y con una ovación del público: David Andrés, de 29 años, que con su plato a base de pino, alcachofa, cordero y pepino impresionó al jurado y a los asistentes.

"Hemos valorado ese golpe de osadía que ha tenido [Andrés] de generar no solo una propuesta gastronómica sino también una puesta en escena; casi una performance. Es algo muy arriesgado porque puede ir muy bien o muy mal", resumía Aduriz el fallo. En esta ocasión, al joven cocinero le fue muy bien. Como si fuera una prueba de un reality de cocina, a las once de la mañana del pasado lunes, 10 cocineros menores de 30 años estaban citados a encender sus fogones en un edificio del puerto de Barcelona: David Andrés, Alvar Ayuso, Óscar Dayas, Pedro Larcher de Resende, Albert Manso, Samuel Mota, Andrea Ravasio, David Rivas, Victoria Sánchez y Ayoze Quintero. Al final solo hubo nueve contendientes; la única chica del grupo no pudo acudir a la cita por motivos personales.

"Cualquiera podría haber ganado. Tenéis mucho estilo y personalidad", explicaba el jurado tras haber catado las nueve propuestas. Por el aroma que emanaban de ollas y sartenes, el cuidado de las presentaciones y la originalidad del planteamiento, en esas cocinas no faltaba talento. Ante un público aficionado al buen comer, entre el que estaba el mediático Jordi Cruz, a la sazón jefe del ganador David Andrés en su restaurante ABaC de Barcelona, los jóvenes chefs mostraron oficio y ganas de pelear en la final, que se celebrará en Milán el próximo 13 de octubre.

"Estoy muy contento de poder ir con Andoni [Luis Aduriz, mentor del elegido para representar a la gastronomía ibérica y que le acompañará a Italia]. Es de los chefs que más admiro y estoy deseando que me dé consejos y que me haga evolucionar el plato", contaba David Andrés minutos después de saberse ganador. Una experiencia que tenía algo de déjà vu: en la pasada edición del mismo concurso también fue ganador. Su propuesta no terminó de seducir a los denominados Siete Sabios (Carlo Cracco, Mauro Colagreco, David Higgs, Gaggan Anand, Elena Arzak, Wylie Dufresne y Roberta Sudbrack) para coronarle como el mejor joven cocinero del mundo. Ahora tiene una segunda oportunidad: "Vengo del mundo del deporte, practicaba hockey sobre patines, por lo que entiendo lo que significa ganar o perder. Me tomo la competitividad de una manera muy relajada; voy a vivir la experiencia, a disfrutar y a hacerlo lo mejor posible", declaraba Andrés.

Antes de despedirse, los grandes cocineros del jurado aconsejaron a los jóvenes chefs. "Me he presentado a muchos concursos y los he perdido todos", contaba Aduriz, "no os olvidéis que el que hay que ganar es el concurso de la vida". El portugués Pereira, tras deshacerse en halagos ante el plato de Andrés, "sublime", mostró su orgullo por una brillante generación de jóvenes cocineros. Mientras que Roca resaltó el relato gastronómico de todos los platos y su lenguaje contemporáneo: "La región ibérica se presenta a la final en buena forma", añadió el cocinero del que ahora mismo está considerado el mejor restaurante del mundo. En Milán, contra otros 19 cocineros, Andrés, con el apoyo de Aduriz, tendrá que demostrarlo.