_
_
_
_
África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

La salud mental y lo irreparable de las reparaciones post-coloniales

Analía Iglesias

Lo irreparable como parte de la reparación. Algo así como una ayuda bienpensante y ajena como parte de la incompresión del colonizador. Traer conceptos racionales para parchar daños que no se expresan conscientemente, ni jamás lo harán. Aportar moldes de la cultura médica del siglo XIX para curar heridas africanas de contornos que no encajan en los límites del cientificismo racionalista.

La razón, nuestra razón post-industrial positivista, está llena de lagunas de insensibilidad y de oxímoron. El oxímoron es esa estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto que, según la Real Academia Española, "originan un nuevo sentido". La RAE pone como ejemplo el "silencio atronador" y a nosotros, a partir de la indagación del artista argelino Kader Attia se nos ocurre otro: "la cura patológica".

'Chaos-repair' ("Caos-reparación"), una obra de Kader Attia.

Los oxímoron de la razón de Kader Attia es una obra-ensayo, una instalación hecha de videorreportajes que puede verse en estos días (hasta el 8 de mayo) en las cisternas de la Koutoubia de Marrakech (Marruecos), integrando la programación de esta edición de la Biennale de Marrakech. La librería, que fue premiada en la última Bienal de Lyon (Francia, 2015), consta de dieciocho piezas de video de veinte minutos cada una, de profundas reflexiones de expertos y conocedores de la psicología social de las sociedades que padecieron la 'protección' de los 'civilizadores' sobre todos los aspectos de la vida cotidiana.

Kader Attia trabaja habitualmente en las ramificaciones del colonialismo europeo en África y las reinterpretaciones en la cultura contemporánea de las sociedades que lo sufrieron. Este artista francés de origen argelino (y residencia en Berlín) viene preguntándose cómo las reglas asociadas a la modernidad estética eruropea han sido apropiadas por el colonizado. Y, en fin, trata de reconstruir las partes faltantes de la "narrativa canónica de la modernidad" y hacerlas visibles, agregándoles el sentido de los márgenes. Así, del 3 al 10 de mayo estará presente también en la Bienal de Arte Contemporáneo Africano de Dakar, Senegal (museo de l'Ifan, Dakar).

En Los oxímoron de la razón, un tratado sobre la locura y las locuras del reduccionismo, o la cordura como posibilidad sincrética y de respeto por todo lo que de desconocido tiene el alma y las culturas, Attia indaga en los conceptos psiquiátricos a partir de las patologías occidentales y ligados a temas como 'Genocidio', 'Tótem y fetiche', 'Razón y política' o 'Trances'. Investiga, de la mano de filósofos, etnólogos, historiadores, psicoanalistas, musicólogos, pacientes, curanderos, griots o narradores orales, acerca de cómo son percibidas esas 'patologías' en las sociedades no occidentales. Attia lleva la reflexión al cruce de las explicaciones racionales con las representaciones irracionales, y topa casi indefectiblemente en la ambivalencia de lo irreparable en la reparación... O "la natural ambivalencia del progreso histórico que puede verse como un proceso de perjuicios y reparaciones que deja huellas en la psicopatología social".

Fotograma de una de las piezas que componen la instalación 'Reason's oxymorons' de Kader Attia.

Es una de esas obras manantial que nos mantienen atentos durante dos o tres horas, porque cada palabra está justificada, cada imagen nos dispara nuevas preguntas en direcciones inéditas, de verdadero encuentro con 'el otro'. Por ejemplo, podemos poner en cuestión la palabra escrita como fuente única de saber frente a la cultura oral de transmisión ancestral, en África. O acercarnos a la idea de la búsqueda de un equilibrio entre el individuo y el grupo, porque el grupo siempre sostiene al individuo y el ancestro es una figura omnipresente en África (aunque también hay necesidad del testimonio individual). O aprender de la capacidad de adaptación, perder la rigidez de ser una u otra especie y reconocer el lugar subjetivo del hombre en relación con un entorno en el que el pasaje de árbol a animal o a hombre es mucho más natural y fluido.

¿Qué es el yo, o el ego, en cada cultura? Hay en wolof una palabra que podría aludir al inconsciente de Freud, porque refiere a una fuerza superior. ¿Son susceptibles de ser traducidos los conceptos de cada cultura?

La misión: alejarse un poco de este dualismo en el que nos hemos criado en Occidente, el de la tajante separación entre lo material y el espíritu.

En la librería escuchamos a los psiquiatras y psicoanalistas buscar alianzas entre las terapias occidentales y los rituales tradicionales y religiosos. O entre el modo en que el hombre occidental construye su relato de vida y el cuento, como dos maneras de asumir el trauma. Porque lo inconsciente no siempre se vuelve consciente pero se actúa sobre las proyecciones, sobre lo simbólico. De ahí la etnopsiquiatría que, en palabras de un especialista, procura que nos olvidemos de los libros para entrar en el mundo auténtico de cada paciente.

En nuestra civilización de certezas tecnológicas, ¿habría que "reintroducir el no saber" como objeto de análisis? Es verdad que a este mismo lado del mundo, cuando una patología se alarga y escasean las explicaciones, hasta los intelectuales van a los curanderos.

En Angola, Malawi, Ruanda, la República Centroafricana y Senegal, la existencia es mucho más importante que lo que está en el papel. Podemos usar el psicoanálisis para analizar procesos pero no para recolectar el material, explican los terapeutas. Sin embargo, hay prácticas no escritas que son casi sesiones de psicoanálisis, que se basan en escuchar y dejar que el paciente se interprete. Luego están los migrantes y su necesidad de explicar esos otros mundos en una lengua extranjera.

Entonces, ¿hay conceptos que solo son europeos? ¿hay una transmisión física de las experiencias traumáticas de una sociedad? ¿cómo se deviene un ancestro? Attia procura acercarnos a esa otra orilla de la sensibilidad humana.

Comentarios

Que interesante y cuanta razón.
Que interesante y cuanta razón.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Analía Iglesias
Colaboradora habitual en Planeta Futuro y El Viajero. Periodista y escritora argentina con dos décadas en España. Antes vivió en Alemania y en Marruecos, país que le inspiró el libro ‘Machi mushkil. Aproximaciones al destino magrebí’. Ha publicado dos ensayos en coautoría. Su primera novela es ‘Si los narcisos florecen, es revolución’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_