El cine español cambia de orden

LA carrera de los actores es siempre circular. Todo comienza el día que alguien se interesa por él: “¿Quién es John Smith?”, dirán. Si va bien, llegará su primer papel: “¡Conseguidme a John ­Smith!”. Ya en la cima, querrán replicar el modelo de su éxito: “¡Traedme a alguien del estilo de John ­Smith!”. Pero el tiempo es implacable, y la antesala al ocaso, contundente: “Quiero un John Smith en joven”, demandarán. Y vuelta al comienzo, donde la gloria y los méritos se convierten en algo nubloso: “¿Quién es John ­Smith?”.

El cine español vive ahora uno de esos momentos con esta pregunta: “¿Quién es ese?”, susurrada en todo evento cinematográfico. El star system  patrio está en pleno cambio de orden. Una nueva generación de actores y actrices ha desembarcado en el sector, colonizándolo en silencio pero con paso firme.

Buen ejemplo de ello fue la fiesta que Paco León celebró tras el estreno de su película Kiki, el amor se hace. Con el requerimiento de un dress code tropical, lo más llamativo no fue la exuberancia y excentricidad de la cita, sino la cantidad de caras nuevas que se presentaron. Los asistentes con más renombre, como Candela Peña, Loles León o Pepón Nieto, parecían algo desconcertados ante el aluvión de rostros desconocidos que poblaban el lugar, concitando el interés de admiradores a la caza del selfie.

A la izquierda Marta Hazas junto a Javier Veiga. A la derecha Inma Cuesta.jaime villanueva

Esos John Smith son actrices como Natalia de Molina y Belén Cuesta (coprotagonistas de la película de la noche), Andrea Guasch, Nerea Barros, Ana Polvorosa, Nadia de Santiago y María León, hermana del homenajeado. Pocas llegan a los 30, pero acumulan más de tres premios Goya como estrella revelación y ahora opositan a estatuillas de protagonistas. El pabellón masculino tuvo su representación estelar con Álex García, David Mora, Eduardo Casanova o el director, Roger Gual.

La noche derivó en un quién es quién entre veteranos y novatos. Los primeros se interesaban por la trayectoria de los segundos. Si hubo algo de temor o de amenaza entre los decanos, fue suficientemente sutil para pasar inadvertido. La sensación era más de desconcierto y de genuino interés. Juntos compusieron la instantánea de la ola que agita el cine español y de las aguas mansas que lo sostienen. Un océano en el que pueden convivir ambas mareas, aunque una de ellas empiece a digerir que se acerca el día en el que cuando se pregunte “¿Quién es John Smith?”, ya no estén refiriéndose a ellos. Y que el ciclo comience de nuevo.