Así se crean cables de la nada gracias a un viejo invento de Tesla
Científicos de EE UU logran que la materia forme cables y transmita electricidad sin tener que tocarla. Han aplicado a la nanotecnología una bobina que ingenió Nikola Tesla en 1891
Nikola Tesla se empeñó en conseguir que la electricidad viajara por el aire, sin cables, igual que las ondas de radio. En parte lo logró, aunque solo a poca distancia y gracias a una bobina que, además del uso científico, ha servido de atrezo para innumerables laboratorios en la ficción. Ahora, 125 años después de su invención esa especie de bola que deshilacha rayos a su alrededor va a servir para que, irónicamente, sea la electricidad la que cree cables, como de la nada.
Aplicar la bobina de Tesla a la nanotecnología ha sido la idea de un equipo de diez investigadores de la Universidad de Rice (EE UU). Se han servido de un fenómeno, llamado teslaforesis, por el que la bobina electrifica a distancia porciones de materia (nanotubos de carbono) y provoca que se alineen formando cables. Este autoensamblaje se produce sin que haya que tocar el material en ningún momento.
Los cables toman la apariencia de telas de araña disparadas por Spiderman
El logro aparece publicado en la revista ACS Nano y, aplicado a mayor escala, permitiría construir circuitos solo con la mano invisible de la electricidad. "Cuando fabricas circuitos necesitas tener contacto físico. Ahora hablamos de crearlos sin que haga falta tocarlos", señala Carter Kittrell, uno de los miembros del equipo, que ya llevaba años investigando las posibilidades de la teslaforesis. El equipo, formado por diez investigadores, preparó su propia versión de la bobina de Tesla y la diseñó de tal manera que creara un campo de fuerza lo suficientemente potente para inducir el fenómeno a escala visible.
Los cables creados por este método tienen una apariencia de telas de araña que hubiera disparado Spiderman, una metáfora con la que se sienten cómodos los investigadores. Uno de ellos, Paul Cherukuri, se confiesan sorprendido: "La física [en la que se basa el logro] es mucho más rica de lo que pensábamos".
Además de su aplicación a la construcción de circuitos, los investigadores aventuran usos en biomedicina, ingeniería industrial y en la creación de nuevos materiales conductores de electricidad. "Si consigues que las cosas se construyan solas, estás imitando a cómo nos hacemos los humanos", abunda Kittrell.
Aunque ya se había conseguido inducir movimiento a través de este fenómeno físico, solo se había logrado que funcionase en distancias muy pequeñas, en el mundo microscópico. El estudio demuestra que es posible aplicarlo a mucha mayor escala; el cable más largo ahora creado alcanza los 15 centímetros. Además, el equipo confirma que se pueden usar para alimentar con electricidad pequeños circuitos LED construidos con nanotubos. Nadie advirtió a Tesla de que su bobina enemiga de los cables ayudaría algún día a crearlos.
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