Columna
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Cambio 2.0

El Servicio de Estudios del BBVA acaba de publicar una valoración de las medidas laborales de la pasada legislatura

¡Y dale con el cambio! Se ha convertido en banderín de enganche multiusos para atraer a todos sin demasiadas precisiones comprometedoras. Ni que el cambio fuese un ideal positivo en cualquier circunstancia... Los smartphonesson un cambio en las comunicaciones, pero también el terrorismo de Al Qaeda y el ISIS ha cambiado mucho nuestra cotidianidad. Cambiar la situación política es factible, pero mejorarla ya no está al alcance de cualquiera. A los aspirantes a gobernarnos hay que preguntarles no qué es lo que quieren cambiar —ya lo sabemos, lo que hay— sino qué país toman como modelo para orientar su transformación. Quien muestra algo más que simpatía abstracta por el chavismo venezolano, la teocracia iraní o la figura egregia de Jorge Verstrynge es tan de fiar como un médico que se ofreciese a curarnos el catarro diciendo que su modelo de salud es el tifus exantemático...

¿Es tan malo el plan económico de Rajoy como para que cualquier cambio sea apetecible? A mí me pasa como a la mayoría de los columnistas y tertulianos que maldicen el “austericidio”: no sé una palabra de economía. Pero el servicio de estudios del BBVA acaba de publicar una valoración de las medidas laborales de la pasada legislatura: concluye que sin ellas se habría perdido el millón de empleos creados en los dos últimos años. Aún más: asegura que de haberse adoptado en 2008 hubiéramos evitado ocho puntos porcentuales de paro, salvándose dos millones de empleos. Puede que estos expertos se equivoquen, no lo sé, pero al menos inducen a la cautela sobre el cambio por el cambio. Y no es lo mismo cambio de izquierdas que progresista: cuando a Don Quijote se le disparaba la locura, Cervantes dice que “izquierdeaba”, no que progresaba...

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