La maternidad me supera
Una de las peores épocas es cuando los niños, los profesores del colegio y los monitores del campamento están ya de vacaciones
Hay días en los que la maternidad me supera. A veces son días sueltos, sobre todo cuando duermo poco. Otras, son rachas, fases. Una de las peores épocas es cuando los niños, los profesores del colegio y los monitores del campamento están ya de vacaciones, pero yo no. Es decir, días de doble jornada, de lidiar con los niños en casa por la mañana y el mediodía, y de trabajar en la redacción por la tarde-noche. Días de pensar en lo que hacer de comer, hacerlo y conseguir que se lo coman. De arbitrar peleas o al revés, de intervenir porque se llevan demasiado bien y las revoluciones suben a un ritmo demasiado frenético. Días en los que me despierto cargada de buenas intenciones y a los 10 minutos me descubro gritando y abroncando por cualquier cosa.
Ahora, en concreto, llevo encadenada una semana horribilis en la que todos los días he gritado, reñido, castigado, en la que mis hijos, de 7, 6 y 4 años, me han nombrado, oficialmente, la más gruñona de la casa, desbancando a su padre, que atraviesa una época mucho más zen. Una semana en la que todos los días me he enfadado, he llorado, he dudado de mi capacidad y me he sentido mala madre. En la que me he olvidado totalmente de todo lo que he leído y escrito sobre la paciencia, sobre respirar profundo y apartarme cuando noto que viene la ira, sobre enseñar con el ejemplo. Días en los que les he gritado para que dejaran de gritar, en los que les he agarrado demasiado fuerte de un bracito para decirles que debían tratar bien a sus hermanos. Días en los que los hubiera mandado internos gustosamente, o en los que hubiera dimitido como madre. Días en los que, ya que no me gusta el vino, como a la Alicia Florrick de The good wife después de un duro día de trabajo, me atizo, a modo de desahogo, una shandy o un vaso de tinto de verano La Casera y un minihelado. Menos glamour, pero el mismo efecto.
Ahora que tengo un momento de paz, casi a las dos de la madrugada, creo que es buen momento para rescatar algunas de esas entradas que escribí tras otras rachas similares, con la esperanza de que me sirvan para algo y de que os sirvan, a otras madres y padres que sintáis que a veces la crianza os supera.
- A veces caigo en el lado oscuro. Dos conocidas psicólogas especializadas en crianza, Rosa Jové y Rocío Ramos-Paul, Supernanny, explican por qué los niños tienen esa capacidad de sacarnos de quicio como nadie. El cansancio, la implicación emocional, cierto abuso de poder de los padres sobre los hijos, la presión por lo que se supone que debe hacer el niño a cada edad son algunos de los factores. Ambas dan algunas pautas para conseguir que obedezcan a nuestras instrucciones, uno de los puntos de mayor fricción en las relaciones con niños pequeños.
- ¿Quieres dejar de gritar a tus hijos? Únete a nuestro desafío. Hace justo dos años publiqué este post que, por el éxito y la difusión obtenidos en redes sociales, demostraba que somos muchos los padres y madres gritones que queremos dejar de serlo. Dos años después, por lo que habéis podido leer más arriba, he de reconocer mi más absoluto fracaso. Sigo gritando, a veces hasta quedarme ronca. No en el día a día, pero si en épocas puntuales. El reto del Rinoceronte Naranja, creado por una madre estadounidense, consistía en fijarse un objetivo de tiempo sin gritar, por ejemplo, una semana, todas las horas del baño durante 10 días, un mes, etcétera. Y daba una serie de puntos a seguir, como hacerlo público entre familiares o amigos, para sentirnos en la obligación de cumplirlo, crear una red de apoyo de gente que conozca nuestro objetivo y nos pueda animar, identificar las situaciones de riesgo para evitarlas o anticiparlas, practicar lentamente a desahogarnos sin los niños... Es mucho más difícil de lo que parece leyéndolo -creo que mi mejor marca fueron 14 días seguidos- , pero da consejos útiles y alternativas a los gritos. A raíz de este post, se creó un grupo de apoyo en Facebook que sigue activo, y ya tiene más de 5.000 miembros.
- ¡Socorro, mi bebé me agobia! Este artículo va dirigido, sobre todo, los que tengáis bebés con lo que se suele conocer como "mamitis", o apego, para algunos excesivos, a la madre. Esa fase en la que tu pequeñín se empeña en ir contigo hasta el baño, en la que solo deja que tú le cambies el pañal, en la que llora si ve que te vas... La psicóloga Mónica Serrano explica las causas de este comportamiento, y da algunos consejos, como apoyarse en personas que te puedan sostener emocionalmente, y relativizar, pensar que es una fase que pasa.
- Por último, un par de libros recomendables, El cerebro del niño y Disciplina sin lágrimas, ambos del psiquiatra Daniel J. Siegel y la psicoterapeuta Payne Bryson, publicados por Ediciones B. Te explican, con un lenguaje sencillo y asequible, por qué los niños se comportan como lo hacen, desde el punto de vista de la neurociencia. Cómo sus reacciones desmedidas, sus rabietas, sus contestaciones vienen condicionadas porque su cerebro aún está en desarrollo, y cómo los padres podemos ayudarles en su proceso de aprendizaje.
¡Mucho ánimo a todos en lo que queda de verano! Ommmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm...
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.