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en primera persona

¿Es racional poner pendientes a los bebés?

Y es que en España, si un bebé no los lleva, es varón salvo prueba en contrario,aunque lleve vestido con volantes

Cecilia Jan

Desde hace un mes, Elisa es oficialmente una niña, con sus pendientitos hipoalergénicos puestos en farmacia por 12 euros. Y es que en España, si un bebé no lleva pendientes, es varón salvo prueba en contrario,aunque lleve vestido con volantes, lazo, carro y resto de complementos en rosa.

Mira que me fastidian las imposiciones de género para los niños desde recién nacidos: la ropita, rosita o no, los juguetes, rositas o no, incluso los dibujos animados, rositas y estúpidos (Minnie, las princesas, las hadas, Tarta de Fresa...) o no. Pero en esto de los pendientes lo reconozco, he seguido el carril. No tiene ninguna justificación racional agujerear las orejas de un bebé, con el consiguiente dolor (aunque sea pequeño) y riesgo de infecciones, enganchones, tragado accidental o mala colocación. Y no, lo de que "están tan monas con pendientes" NO es racional. Aunque están tan monas con pendientes...

En mi caso, aunque tenía ciertas dudas y me empezaba a inclinar hacia el lado racional de "que decida ella cuando sea mayor", el padre de las criaturas estaba entusiasmado con que llevaran pendientes, y yo tampoco estaba tan convencida de lo contrario como para hacer de ello casus belli. Así que Natalia y Elisa los llevan desde los seis meses. Se ve tan normal que en cuanto anuncias que vas a tener una niña, familia y amigos te empiezan a regalar pendientes sin preguntar antes si vas a hacerle los agujeros.

Aunque en España todavía son mayoría las bebés con "hoyitos", como los llama una amiga chilena, por lo que constato tanto visualmente como en una encuesta informal que hice a través del grupo de Facebook El médic@ de mi hijo, es cierto que también hay cada vez más nenas sin ellos, por lo menos comparado con cuando yo era niña y adolescente, cuando las únicas chicas que conocía con las orejas intactas eran mi amiga Eva y su hermana, por deseo de sus padres. Laura Porzio, investigadora en el CSIC especializada en antropología del cuerpo, apunta a que podría deberse a la tendencia en auge de la llamada crianza natural (lo digo así porque no creo que sea un pack indisoluble, como muchos entienden), y a una nueva concepción de "respeto hacia el cuerpo del bebé como sujeto, no como objeto". Además, como apuntan algunos detractores, ¿con qué argumento te vas a negar cuando a los 15 años te pidan un piercing en el ombligo si cuando era un bebé le hiciste dos en las orejas sin permiso?

También creo que puede tener que ver con que en cada vez más hospitales y clínicas ya no te ofrecen el pack de bebé niña + agujereado de oficio, junto con las pruebas médicas, el aspirado de mocos y otro tipo de cuidados, de forma que casi ni te enteras de cuándo se los ponen. Y claro, una vez en casa, coger a la niña un día, llevarla a la farmacia, sujetarla tú mientras se revuelve y llora, exige un acto mucho más consciente. Y da más palo.

El tema es bien curioso. Intento buscar información sobre los orígenes de esta tradición en España, pero no encuentro ningún dato. Hay estudios antropológicos de los piercings tanto en tribus de África como de los que se hacen adolescentes y adultos occidentales, pero esto del piercing institucional en las nenas españolas está tan normalizado que parece que nadie ha indagado. Porzio me confirma que no conoce ningún estudio sobre el tema, y aventura que podría estar relacionado con la tradición católica, y que es una de las primeras formas de marcar el género. Como decía alguna madre que intervino en el debate que se creó en Facebook, es una "marca genital".

Mi suegra, que tiene 73 años, dice que le pusieron los pendientes en la maternidad al nacer, en Asturias. A mi cuñada, que tiene 47, se los puso la matrona que la visitaba en casa para las revisiones a los pocos días en Sevilla. Es decir, desde hace décadas, se ponen pendientes a las bebés de norte a sur en España. He preguntado a amigas y conocidas extranjeras: en México, Perú, Ecuador, Argentina, Chile, Brasil y Rumanía, también es normal agujerear a las bebés al poco de nacer. Sin embargo, en países que parecen cercanos geográfica y culturalmente a España, como Portugal e Italia, me comentan que no, que las niñas se los suelen hacer cuando son más mayores. Tampoco los hacen en otros países occidentales, como Estados Unidos o en el norte de Europa, donde a muchos les parece una barbaridad taladrar las orejas a un bebé. Sin embargo, no deja de resultarme curioso que los partidarios de "que se los haga ella cuando quiera" no pongan reparos a que una niña de cuatro o 10 años decida perforar su cuerpo, siempre que sean los lóbulos de las orejas, y sí cuando una de 15 quiere un piercing en cualquier otra parte.

Cuando llegué aquí desde Taiwan, en 1978, con cuatro años, ni mi madre ni yo teníamos pendientes, ya que no existe esa costumbre (tampoco en China). Hacia los siete, fuimos las dos juntas a hacernos los agujeros a un practicante, que nos los hizo con el sistema tradicional: aguja con hilo. La verdad es que no recuerdo que me doliera, aunque supongo que algo sí lo haría. Sí recuerdo que uno fue algo engorroso porque uno se me infectó y se me cerró, pero tenía tantas ganas de llevar pendientes que me lo volví a hacer. Y en la adolescencia, mi amiga Blanca me hizo un par más, en casa, y a las bravas, también con aguja, aunque les tengo pánico. Con esto no quiero decir que no duela (a Elisa, por el volumen y tiempo de llanto, parece que le fastidió más que la inmovilizaramos para pintarle en las orejas el punto donde agujerear que el pistoletazo en sí, pero sí que lloró un poco), sino que no es algo que se recuerde de forma traumática. Otro tema es que de mayores, Natalia o Elisa nos echen en cara que se los hiciéramos, o nos lo agradezcan.

Por cierto, el año pasado, con 37, mi amiga Eva se hizo al fin los agujeros porque le robaron de la maleta todos los pendientes de pinza que había atesorado a lo largo de los años. Y se está desquitando. Todavía no la he visto repetir pendientes.

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Sobre la firma

Cecilia Jan
Periodista de EL PAÍS desde 2004, ahora en Planeta Futuro. Ha trabajado en Internacional, Portada, Sociedad y Edición, y escrito de literatura infantil y juvenil. Creó el blog De Mamas & De Papas (M&P) y es autora de 'Cosas que nadie te contó antes de tener hijos' (Planeta). Licenciada en Derecho y Empresariales y máster UAM/EL PAÍS.

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