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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El turismo levanta el vuelo

El mercado necesita políticas de atracción , con más inversiones e infraestructuras

Varios turistas visitan el entorno de la Alcazaba y el Teatro Romano de Málaga
Varios turistas visitan el entorno de la Alcazaba y el Teatro Romano de MálagaGarcía-Santos, Garcia-Santos (El País)

El mercado turístico español se está recuperando con cierta rapidez; las expectativas conocidas de visitantes y ocupación durante Semana Santa confirman que se ha vuelto a tasas razonables de crecimiento. A pesar de la retórica que se empeña en sobrevalorar las virtudes de las supuestas reformas estructurales aplicadas en España durante la crisis y de la insistencia de economistas y políticos en que es necesario cambiar el patrón del crecimiento de la economía española, lo cierto es que el incremento del PIB sigue sosteniéndose por el pulso del sector servicios y, en particular, del turismo. La industria, en su versión más clásica o en la tecnológicamente avanzada, no ha comparecido en esta salida de la recesión.

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El repunte turístico se fundamenta en parte en causas coyunturales (como, por ejemplo, la inestabilidad política en los países mediterráneos competidores o la fortaleza del dólar) y en otras más estables, como el aumento del movimiento doméstico. Este último factor es congruente con el final de la recesión y el retorno a una fase de crecimientgo económico que es posible que se modere durante el ejercicio.

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Lo importante para el futuro del mercado es mantener la afluencia de turistas con políticas de atracción que mejoren las infraestructuras de servicios y contribuyan a atraer a los visitantes. Es decir, no basta con recibir cantidades crecientes de turistas, contar los ingresos y hacer balance con los beneficios; se necesitan políticas activas: para mejorar las instalaciones, perfeccionar los transportes y diversificar los destinos, y para evitar que la llegada continua de viajeros se convierta en acumulación desordenada en los núcleos centrales de las ciudades. Hay que invertir y hacerlo con orden, por zonas geográficas y por espacios urbanos. Si no se hace así, la demanda turística se desplazará a otros destinos.

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