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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Es hora de que la Unión Europea pare la guerra contra los refugiados

Por Kevin Watkins (@kwatkinsodi), Director del Overseas Development Institute. La versión original de esta pieza fue publicada en inglés aquí.

Refugiados sirios en el campo de Idomeni, Grecia. Imagen de Pablo Tosco/Oxfam Intermón.

Se mire por donde se mire, la guerra emprendida por la Unión Europea contra los traficantes de personas a los que se culpa de la crisis de refugiados ha sido un lamentable fracaso. Se han gastado miles de millones de dólares de los contribuyentes, las redes criminales de traficantes florecen, las cifras de migrantes crecen y a los refugiados vulnerables se les deniega la ayuda. Como si fueran generales de la I Guerra Mundial adictos a estrategias militares pasadas de moda, los líderes europeos intentarán esta semana abrir otra línea de frente en forma de un acuerdo de partenariado con Turquía.

Si el ruido de sables, las concertinas y las flotillas navales pudieran interrumpir el tráfico de personas asociado a la crisis migratoria, la guerra a los traficantes se habría ganado hace mucho. La llegada de 1 millón de refugiados a Grecia durante 2015 y la tensión política sobre el movimiento libre de personas a través de Europa sugieren que se está perdiendo.

Y a pesar de ello el acuerdo UE-Turquía ofrece más de lo mismo. Aunque los detalles todavía son borrosos, el principio rector es que cualquier refugiado traficado a una isla griega será devuelto a la fuerza a Turquía, con otro refugiado aceptado por los países europeos mediante un sistema de cuotas. Mientras tanto a Turquía se le ofrecerán 3 mil millones de euros para ‘detener el flujo’ de refugiados.

Notablemente ausente del diálogo de la UE sobre los refugiados, el Reino Unido ha defendido una mayor protección de las fronteras y más músculo en la respuesta a los traficantes de personas. Para explicar el despliegue de barcos de la Royal Navy en la fuerza de la OTAN enviada recientemente al Egeo para interceptar migrantes, el primer ministro David Cameron declaró que la misión ayudaría a ‘romper el modelo de negocio de los traficantes criminales’

Ese resultado es improbable. El ‘modelo de negocio’ de los traficantes se basa en la intermediación para explotar un desequilibrio entre la oferta y la demanda. El número de personas en busca de asilo y de otros migrantes que buscan entrar en Europa excede con mucho el número de personas a las que se permite entrar: la OTAN no tiene poder para suspender las leyes de la economía.

Los migrantes se dirigen a Europa por muchas razones. Algunos, como los 4 millones de refugiados sirios que viven en países vecinos, huyen de la guerra y de la perspectiva de un futuro sin trabajo, seguridad o educación para sus hijos. Otros escapan de violaciones de los derechos humanos, o buscando una forma de salir de la pobreza y tener una vida mejor.

El miedo, la esperanza y la aspiración juegan su parte en la decisión de moverse. Pero si hay un tema omnipresente que une las diferentes historias de migrantes es una indiferencia generalizada hacia los riesgos asociados con las fronteras reforzadas, los peligrosos viajes por mar, y las restricciones de los líderes de la Unión Europea advirtiéndoles que no viajen.

El foco abrumador sobre el refuerzo de fronteras y patrullaje marítimo es finalmente autodestructivo. A medida que la migración y el tráfico de personas se hacen más difíciles –y más criminalizados- los beneficios que se hacen del tráfico aumentarán. Una actividad que ahora genera un margen de hasta 6.600 millones de dólares podría triplicar su volumen, de acuerdo con Europol.

A medida que los riesgos y recompensas asociados con el tráfico de personas crezcan, entrarán en el mercado más grupos criminales organizados. La mafia turca, grupos yihadistas en Libia, y redes criminales que vinculan a Europa con el Sahel ya están apretando sus garras, erosionando las fronteras ya porosas entre el tráfico de personas, el tráfico de drogas, el contrabando de armas y el lavado de dinero.

Los legisladores europeos parecen empeñados en repetir los errores cometidos en la Guerra contra la droga. Lanzada en 1971 por Richard Nixon, esa Guerra no ha hecho nada por impedir el crecimiento de los mercados de droga ilícita. Pero ha creado extraordinarios beneficios para el crimen organizado, minando Estados enteros, y apoyado el crecimiento de los grandes carteles mexicanos de la droga.

¿Cómo deberían responder los líderes de Europa a la crisis de migrantes? Deberían empezar por abandonar la lógica de mercado de ganado que subyace al acuerdo propuesto con Turquía sobre la gestión de los refugiados. Autorizar la expulsión masiva de refugiados de Grecia violaría no sólo la letra y el espíritu de la Convención de 1951 sobre refugiados, sino también los valores básicos de la propia Unión Europea.

Cualquier estrategia para una solución duradera a la crisis de refugiados tiene que construirse sobre tres pilares. Primero, los líderes europeos deberían unir sus capacidades diplomáticas para asegurar un acuerdo global de reasentamiento para solicitantes de asilo. Todos los países de la UE –incluyendo las partes recalcitrantes como España y el Reino Unido- deben recibir su porcentaje correspondiente de refugiados, y EEUU, Canadá y Australia deberían hacer lo propio.

En segundo lugar, Europa debería invertir en servicios de fronteras equipados para facilitar un tránsito seguro y procesar ordenadamente las peticiones de asilo y migración. El sistema actual de ‘prisiones abiertas’ es éticamente indefendible e insostenible.

En tercer lugar, la Unión Europea debería tomar el liderazgo para cumplir con el compromiso de 10 mil millones de dólares en ayuda para los refugiados sirios que viven en Líbano, Jordania y Turquía. Ese compromiso, que todavía tiene que honrarse, se tiene que convertir en las escuelas, alojamientos y trabajos que se necesitan para restaurar la esperanza y, potencialmente, reducir las presiones que traen a la gente hacia Europa.

La única forma de derrotar al tráfico de personas es dirigirse de forma simultánea a los criminales y robar el oxígeno de sus mercados a través del asentamiento, el tránsito seguro, el procesamiento rápido de las peticiones de asilo, y un sistema más generoso de permisos temporales de trabajo.

La Unión europea ha declarado una guerra fingida a los traficantes de personas mientras hace una guerra real contra los refugiados. Esa guerra está produciendo bajas humanas auténticas en forma de cuerpos que llegan a las costas de Europa, niños que se quedan sin protección, y personas vulnerables atrapadas entre las concertinas. Y esto tiene que acabarse ya.

Comentarios

No paro de leer artículos similares de que esta guerra va contra los Derechos Humanos y de que hay que detenerla ya, ya ha habido suficientes muertes. Pero son los políticos o los que tienen el poder los que se tienen que poner a ello, personas de a pie solo podemos colaborar con ong, dar alimentos, ropa...
No paro de leer artículos similares de que esta guerra va contra los Derechos Humanos y de que hay que detenerla ya, ya ha habido suficientes muertes. Pero son los políticos o los que tienen el poder los que se tienen que poner a ello, personas de a pie solo podemos colaborar con ong, dar alimentos, ropa...
No paro de leer artículos similares de que esta guerra va contra los Derechos Humanos y de que hay que detenerla ya, ya ha habido suficientes muertes. Pero son los políticos o los que tienen el poder los que se tienen que poner a ello, personas de a pie solo podemos colaborar con ong, dar alimentos, ropa...

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