¿Qué sitúa un objeto fuera del tiempo?
Ante la tentación de pensar que es lo sencillo lo que mejor digiere el paso del tiempo, la historia del diseño demuestra que es más bien lo transversal, lo difícilmente clasificable en una única disciplina, lo que termina por abrir puertas y hacerse un hueco en la tradición. Algo complejo pero limpio, más producto de una resta que de una suma, podría ser una definición imprecisa de lo que suele permanecer en la historia o, lo que es lo mismo, de lo que aspira a quedarse fuera del tiempo.
Muchas de las piezas ideadas por dos de los artistas finlandeses más indiscutibles cumplen con esa condición. Lo curioso del diseñador Tapio Wirkkala (1915-1985) y su mujer, la ceramista Rut Bryk (1916-1999), es que su obra no puede ser más opuesta. Y, sin embargo, compone una brillante suma de contrarios que se corresponde y se necesita.
Escultor y diseñador él y escultora y ceramista ella, los Wirkkala formaron una de las parejas más sólidas de la creación finlandesa, un mundo, por otro lado, sembrado de parejas de artistas como Aino y Alvar Aalto o Reima y Raili Pietilä. Autor de inolvidables piezas de vidrio –algunas llegaron a ser las más vendidas de la empresa veneciana Venini- y escultor de las inolvidables bandejas de madera que tallaba a mano, Wirkkala construyó esculturas y diseñó botellas de cerveza o billetes que estuvieron circulando hasta los años ochenta. Con un pie en la funcionalidad y otro en la creación, este escultor, que dedicó su vida a idear objetos útiles, trabajó durante años con el famoso diseñador norteamericano de las formas aerodinámicas, Raymond Loewy. Curiosamente, su obra representa también lo contrario a la del autor de la concha de Shell, el abeto en el logotipo de Spar o el anagrama de las galletas LU. Las copas, jarras, botellas, cuchillos y teteras de Wirkkala parecen tan modernas como antiguas. No tienen fecha de nacimiento ni de caducidad.
Eso sí, son los trabajos de Rut los que parecen hablar de eternidad. La cerámica impone su fuerza no desde la perfección sino desde la imperfección y no desde la frialdad de una producción semiindustrial sino desde la huella de la mano. Las piezas cerámicas de Rut Bryck hablan de maternidad en su forma y en su fondo. Esa temática es una constante en sus trabajos figurativos. Pero también en los que no lo son –como los que instaló en el Ayuntamiento de Helsinki o en la embajada finlandesa en Nueva Dehli- está presente la maternidad artística, la huella de una manufactura que defiende que un objeto puede atrapar y apelar a todos los sentidos.
Tapio Wirkkala en 1984. FOTO: Maaria Wirkkala
Rut Bryk en la fábrica Arabia de Helsinki. FOTO: Tapio Wirkkala Rut Bryk Foundation
Numerosas instituciones celebran este año el centenario del nacimiento de la ceramista, tal y como el año pasado celebraron el del diseñador. Pero lo han querido hacer así, uniéndolos que fue como trabajaron en vida. El pasado mes de junio, cuando se cumplía el centenario de Wirkkala, su hija Maaria reunió a ocho artistas para que analizaran, en el Ateneum Art Museum, la filosofía vital de su padre. Hubo más homenajes: desde el sentido recuerdo de la empresa italiana Venini a la revisión Wirkkala Revisited organizada por el Design Museum de Helsinki.
Pero el plato fuerte, organizado por la propia fundación Tapio Wirkkala y Rut Bryk se inauguró en otoño y viajará durante todo este año por el país –de Rovaniemi a Laponia hasta recalar en el EMMA Museo de Arte Moderno de Espoo. Para celebrar el centenario de esta pareja de creadores de lo eterno, su fundación ha recuperado dos piezas, el cazo de vidrio Kuksa para compartir que evoca el agua que se bebe en una sauna y las copas Juhla (celebración), diseñadas en 1956, que nunca llegaron a producirse.
The White Mountain. Cerámica arquitectónica de Rut Bryk
Ceniceros de Rut Bryk
Cerámicas de Bryk con el recurrente tema de la maternidad.
Tapio Wirkkala y Rut Bryk juntos. FOTO: Sami Wirkkala
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