¿Necesita el mundo otro libro de Harry Potter?
J.K. Rowling anuncia una nueva entrega del niño mago. Ahora es adulto, funcionario y su historia no se desarrollará en una novela sino en una obra de teatro
Prometió que la historia estaba contada y que no tenía la menor intención de volver allí, pero finalmente la escritora J.K. Rowling se ha retractado y ha anunciado una nueva entrega de Harry Potter. Han pasado 19 años desde que se publicara la primera novela, y 9 desde que cerrara la historia con la última, así que hacía bastante tiempo que no sabíamos nada de Potter. En menos de lo que se tarda en decir wingardium leviosa la red se ha inundado de pottermaniacos celebrando la vuelta de su héroe, pero conviene aclarar un par de puntos antes de sacar las bufandas de Gryffindor y meterse en la fuente más cercana.
Harry Potter and the cursed child, que así se llama el libreto, puede que no sea lo que los fans están esperando por varios motivos, pero hay uno que se eleva por encima de los demás: ¿Necesita el mundo otro libro de Harry Potter? Probablemente no por diferentes razones:
No es una novela, pero será una película. Harry Potter and the cursed child no es un libro, sino el guión de una obra de teatro que se estrenará el 30 de julio -coincidiendo con el cumpleaños del famoso mago- en Londres. La editorial se ha apresurado a confirmar que acto seguido publicará el guión en tapa dura y Rowling a aclarar vía Twitter que no habrá una versión novelada. En cualquier caso, y aunque no haya ningún anuncio por el momento, parece evidente que terminará siendo una película -o dos-. Si Animales fantásticos y dónde encontrarlos, un falso tratado sobre la fauna de Harry Potter, ha inspirado toda una franquicia (la primera parte se estrenará este año con Eddie Redmayne como protagonista) parece obvio pensar que esta obra teatral va a acabar estrenandose en los cines más pronto que tarde.
Rowling no es la única autora. La acompañan el guionista Jack Thorne y el director de teatro John Tiffany. No se entiende muy bien que la autora, capaz de crear un universo y desarrollar un montón de personajes de forma autónoma en siete libros, necesite ahora la ayuda de otros dos autores para esta octava entrega, a menos que obviamente sea para que estos acoten y adapten sus ideas a las limitaciones del escenario.
Ver a Harry Potter de adulto. ¿Recuerdas los últimos cinco minutos de Harry Potter y las reliquias de la muerte II? (sí, lo has adivinado, a continuación viene un spoiler). Esa suerte de epílogo pastelón en el que veíamos a Harry, Ron y Hermione como unos padres responsables llevando a sus hijos al colegio es un aperitivo de la nueva entrega. En Harry Potter and the cursed child veremos a un Potter de 36 años, con tres hijos y un trabajo en el Ministerio de magia. Las primeras entregas funcionaban a la perfección porque veíamos en Potter a un niño inadaptado, que no encajaba en la sociedad y descubría un mundo mágico a la vez que lo descubríamos nosotros. Funcionaba porque todo era desconocido y sorprendente, porque nosotros eramos Potter. Verlo como un adulto responsable con un trabajo ordinario (funcionario ni más ni menos) y unas responsabilidades ordinarias es simplemente devastador. Es matar la magia.
La búsqueda de dinero a la desesperada no augura nada bueno. Ya nos lo demostraron las dos últimas entregas de la saga: Harry Potter y las reliquias de la muerte parte I y II tienen el dudoso honor de haber sido pioneras en la desaconsejable moda de trocear libros para dividirlos en varias películas y aumentar la recaudación. Aunque formalmente las películas no estabn mal, la idea de partirlas por la mitad rompía el equilibrio tradicional de la historia, la presentación, nudo y desenlace fueron troceados sin miramientos en pos de una taquilla abultada. La fórmula se va a repetir también en esta nueva entrega, y ya se ha adelantado que la obra se dividirá en dos sesiones que se verán de forma separada. ¿Hamlet y El Quijote se han interpretado en el teatro en una sola sesión, pero este texto es demasiado complejo para hacerlo? No parece. Teniendo en cuenta los precedentes esta decisión no obedece a motivos artísticos sino económicos.
La realidad ha matado la ficción. Quizá por el apego de Rowling a sus personajes, quizá por la insistencia de la prensa, la escritora ha terminado hablando más de la cuenta. En una ocasión dijo que Dumbledore, el director del colegio Hogwarts, era gay, cosa que en ningún momento sugiere en la saga. En otra confesó que se arrepentía de no haber emparejado a Harry Potter con Hermione. Nada que objetar, ambas habrían sido dos líneas argumentales interesantes en su obra, pero no las quiso explorar en su momento. Cuestionar una ficción ya escrita y leída no es una gran idea. Puede que ella sea la autora pero desde el momento en el que entrega el libro a los fans la historia no le pertenece, pertenece a todos, y explicar las variantes, opciones y decisiones que no tomó no hacen sino minar la verosimilitud de la historia. Aunque a estas alturas, ya está tan manoseada y prostituida que eso poco importa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.