En nombre de Frida
Los círculos se cierran. Este empezó en una habitación con paredes de gotelé a 17 kilómetros de Sevilla, en Alcalá del Río; terminó también ahí, con esa pintura ya casi retro cubierta de estanterías con libros, en junio de 2014. Fue entonces cuando nació La Tribu de Frida, un espacio en la mente, el ordenador y la agenda de Carmen G. de la Cueva (Alcalá del Río, 1986). “Literatura y mujeres”, da como ideas básicas De la Cueva, que a finales de enero organizó en Madrid el tercer encuentro de esta comunidad virtual dedicada al feminismo y a la literatura escrita por mujeres.
Fue el desarraigo y la frustración el detonante de esta “familia”. Después de estudiar periodismo y posgraduarse en Literatura Comparada, rodó durante unos años con becas en la Universidad de Braunschweig (Alemania), la Universidad Nacional Autónoma de México, la Embajada de España en Praga y el Instituto Cervantes de Londres. Las becas se acabaron y Carmen tuvo que volver; primero trabajó en La Casa del Libro, y, cuando la despidieron, tuvo que volver a casa. A la de sus padres, la de las paredes de gotelé. “Después de cuatro años en el extranjero me sentí muy perdida y esta idea ya rondaba mi cabeza, era el momento. Así que todo empezó dentro de las mismas cuatro paredes de donde siempre quise salir”.
En menos de dos años, Carmen G. de la Cueva ha conseguido reunir a las autoras Pilar Adón, Elvira Navarro, Gabriela Ybarra, Natalia Carrero, Carolina del Olmo, Lara Moreno, Gabriela Wiener, Luz Pichel y Julieta Valero en el Hotel Iberostar Las Letras de Gran Vía. Diez mujeres de generaciones distintas en torno a una mesa para homenajear a Virginia Woolf y debatir sobre la creación literaria desde una perspectiva feminista. De la Cueva, ya en Sevilla y a través del teléfono, intenta explicar la “emoción” de un encuentro en el que se pudo hablar, “con calma y honestidad”, de todo.
Lara Montero durante el evento. / Carlos Cortés
“Me parece importante que se partiera de la experiencia propia para intentar resolver conflictos que nos siguen afectando a todas. Fue algo muy… confesional”. El evento, justo una semana después de la foto de Carolina Bescansa en el Congreso con su bebé en brazos, abordó la maternidad en el mundo literario desde varias perspectivas. “Lara Moreno aportó uno de los testimonios más bonitos”, recuerda De la Cueva. La escritora Lara Moreno (Sevilla, 1978) publicó en 2013 su primera novela, Por si se va la luz (Lumen), y el parto literario coincidió con la corrección.
“Contaba Lara que todo le parecía una mierda, que no podía hacer nada, que fue como si estuviera perdiendo parte de su identidad. Y después, cuando dio a luz, fue como si la recuperara de pronto, hizo la corrección y todo salió solo”. De la Cueva recuerda una de las vocaciones de la tribu, la de aprender de las experiencias de las demás: “El diálogo intergeneracional sigue siendo necesario”. Los problemas siguen siendo los mismos, aunque tamizados por la lucha de las últimas décadas y los avances en derechos como la baja por maternidad o el intento de conciliación laboral.
Otro aspecto que sigue sin cambiar es la asistencia de hombres a eventos como el de La Tribu de Frida. Lara Moreno lo anota como paso por dar: “La siguiente victoria debe ser que el público esté más equilibrado. Podemos tener nuestro discurso y nuestro debate, pero la idea es que esto interese a todo el mundo”. Existen organizaciones de hombres que luchan por la igualdad de género, como Ahige (Asociación de hombres por la igualdad de género) en España o MenEngage a nivel internacional, pero la realidad es que a quien afectan directamente las desigualdades es a las mujeres. Y para la escritora es algo más logístico que de identidad: “En la creación (la maternidad) no veo ninguna lucha, la identidad está ahí, no hay más que asumir la condición”.
Público interviniendo en el encuentro en Madrid. / Carlos Cortés
La condición es ser mujer, y por ser mujer, la posibilidad de ser madre. De ello habló durante el evento en Madrid (el próximo será en Barcelona, el 26 de febrero en la Llibreria Calders), de la culpabilidad que genera serlo. “Cuando tienes la vida de alguien en tus manos empiezas a abandonarte un poco a ti mismo, más la mujer que el hombre, y la lucha debe estar en que eso no ocurra”. La escritora cree que, independientemente de ser o no padre, la vida de una persona tiene que continuar en el camino de las pasiones y las inquietudes propias, “que no parezca que el tiempo que te sigues dedicando a ti mismo se lo robas al niño, porque ese sentimiento de culpabilidad puede ensuciarlo todo a veces”.
"¿Acaso no existe una alternativa a la teoría de ‘o esto / o lo otro’? ¿Nos veremos siempre obligadas a escribir el libro y a negar el hijo (no el hijo que éramos sino el hijo que tenemos o podríamos tener) o bien a amar al hijo y aplazar / renunciar al libro?", se pregunta Susan Suleiman en su libro Escritura y maternidad.La continuación de una dicotomía exclusivamente femenina y que eventos como el de La Tribu de Frida intentan cambiar.
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