Allí, sutiles; aquí, ásperos
Los apoyos internacionales no se improvisan. España debe aprender de Italia
Ernest Lluch repetía un dicho popular como imperativo de conducta económica: “Els diners no volen soroll”. Como, en efecto, la economía huye del ruido, se explica que el rescate bancario italiano dé (en principio) sopas con honda al español. La sutileza, la discreción y el pacto suelen derrotar a la aspereza, el follón y la bronca.
Otra expresión de Lluch, de las que merecían grabarse, explicaba así la infausta suerte de algún prohombre envejecido, solitario y abandonado: “Mai no ha fet favors”. Su “hacer favores” no era el chalaneo, el intercambio de ventajas discutibles, el nepotismo, esas formas leves de la mafiosidad. Sino la empatía, el apoyo en los reveses, la complicidad de los socios y amigos.
Hubo un tiempo en que España tenía amigos en Europa. Cuando el sevillano apoyaba a los alemanes en la “doble decisión” frente a los misiles soviéticos; cuando no dejaba solo a Helmut Kohl en el cincuentenario del fin de la II Guerra Mundial; cuando los sureños aplaudían el liderazgo hispano. Y les llovían los apoyos contantes y sonantes a su modernización económica y su cohesión social.
España tuvo incluso potentes enviados especiales en altos organismos, la OTAN, el FMI, por supuesto la UE. Y hacían amigos, y a los amigos no se les traiciona.
Hoy los españoles pasan por ahí: socios formales. Los italianos están ahí: socios activos.
Con razón se destaca que al beneficioso rescate italiano, por vía de contagio, prestigio o empatía ha contribuido una amplia red: el exgobernador del Banco de Italia, Mario Draghi (BCE); el exjefe de supervisión Andrea Enria (Autoridad Bancaria Europea); Marco Buti (director general, DG, de Economía y Finanzas de la Comisión); el exdirector del Ministerio de Economía, Ignazio Angeloni (consejero del Mecanismo de Supervisión del BCE). Y el ex número dos de la OCDE, Pier Carlo Padoan... actual ministro italiano.
¿Qué españoles? ¿Cuántos? ¿Dónde?
Las redes no se improvisan. La italiana surge de dos escuelas concomitantes, la académica del Nobel de Economía Franco Modigliani (1985) y la político-monetaria del gran Tommaso Padoa-Schioppa: Banco de Italia, DG en la Comisión, consejero de Jacques Delors, ejecutiva del BCE, ministro de Economía... esas estupendas puertas giratorias. La sutileza para quien la trabaja.
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