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CLAVES
Columna
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A estudiar

Tenemos dos casos que podrían no haber sido tan conflictivos si se hubieran aprendido dos cosas: el reglamento de la Cámara y, en segundo lugar, la política de alianzas de cada partido

Jorge M. Reverte

El aire juvenil y desastrado ya le ha dado a Podemos todos los réditos que se podían esperar de eso. Toda la frescura de las coletas al viento y los niños colgando de los cuellos de sus madres a merced de los acontecimientos políticos, todo eso se ha acabado como pretexto en cuanto han aparecido los reglamentos, que como todo el mundo debería saber, sirven para proteger los derechos de todos y para igualar las oportunidades de unos y otros grupos políticos cuando el conflicto es previsible.

Y en estas estábamos cuando ese problema de la imprevisión y la falta de estudio llegó a su máximo con la constitución de los grupos parlamentarios. Albert Rivera lo ha calificado de estafa a los electores. Y no está muy exagerado. Lo que pasa es que en España hay demasiados políticos que se creen que en la campaña, o en momentos como estos, se puede decir de todo y luego, como dicen los castizos, “me llamo andana”. El asunto es que Podemos se ha vuelto a pasar con lo prometido y lo posible. Ofrecer algo que no se puede dar.

Luego están los que dan lo que nadie pensaba que iban a dar. Como Pedro Sánchez, que ha decidido hacer más fácil la vida a Esquerra Republicana y a Convergència. Estamos al día de los antecedentes y sabemos para qué se usaron los huecos del reglamento en otras épocas. Pero Sánchez tendrá que reconocer que, como poco, el favor a los soberanistas es muy difícil de explicar incluso a gente muy bregada como algunos presidentes autonómicos de su partido. Eso sí, a Sánchez nadie le niega que su acción sea reglamentaria.

Las urnas han dado un resultado que no era previsible, pero sí probable.

Entonces, tenemos dos casos que podrían no haber sido tan conflictivos si se hubieran aprendido dos cosas: el reglamento de la Cámara y, en segundo lugar, la política de alianzas de cada partido. Los responsables de cada formación tendrían que haber estudiado durante el mucho tiempo que tuvieron libre. Los jefes de Podemos siempre se tienen todo bien machacado, menos quizá lo de Venezuela. Pero Pedro Sánchez también sabe qué pasa cuando el PSOE pacta con nacionalistas: le mean en la cama.

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