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¿Es bueno para la salud leer en el baño?

Henry Miller dijo que no. Algunos estudios aseguran que sí. Lo que está claro es que el trono es muchas veces "el lugar elegido"

Chaplin en la bañera leyendo las cartas al director.
Chaplin en la bañera leyendo las cartas al director.Everett

Algunos tienen un sillón orejero, otros prefieren la mecedora o el banco de un parque. Pero son muchísimos los que consideran que el trono de su cuarto de baño es la butaca idónea para disfrutar de la lectura. El escritor Henry Miller (Nueva York, 1981-Los Ángeles, 1980) no se contaba entre ellos: solo leyó en el retrete durante su juventud, “en busca de un lugar reservado donde devorar los clásicos prohibidos”. Y, sin embargo, escribió el lúcido y divertidísimo ensayo Leer en el retrete, que ha rescatado con un exquisito –por raro que suene ese epíteto en este contexto– epílogo de su traductor, Enrique de Hériz, la editorial Navona. Al autor de Trópico de Cáncer Nietzsche le cambió la vida, pero no por su defensa del superhombre, sino porque los jefes de un trabajo lo echaron tras pillarlo leyéndolo a escondidas.

Henry Miller en el baño, donde leyó a Nietzsche y se sintió, como todos, un superhombre después de tirar de la cadena.
Henry Miller en el baño, donde leyó a Nietzsche y se sintió, como todos, un superhombre después de tirar de la cadena.Everett

En esta filípica incendiaria, una especie de evacuación de pensamientos sobre los hábitos de lectura, Miller ataca a los que mitifican tanto la lectura como para leer en el baño, pero también a aquellos que solo la leen por entretenerse. Escribe esto: “Almanaques, revistas ilustradas, historias de detectives, thrillers, meros flecos de la literatura, eso es lo que la gente se lleva al cuarto de baño para leer”.

El fenómeno de los toilet books (libros para el baño) se ha convertido en casi un subgénero editorial: libros que normalmente uno no compra sino que se le regalan, centrados en la divulgación científica liviana, o que ofrecen un enfoque cómico sobre un tema muy sesudo. Fragmentados, para leerlos ocasionalmente: enciclopedias abreviadas y listas de todo tipo (incluida la de libros que leer, incluso en el retrete, antes de morir).

El columnista científico del periódico francés Le Monde Pierre Barthélémy dedica un capítulo al tema en Crónicas de ciencia improbable, tomo que ha editado en España Blackie Books. ¿Es bueno para la salud leer en el retrete? La revista The Lancet se lo preguntó en 1984 y una cabecera especializada israelí en 2009. Del estudio de esta se derivaba que el 50% de la población de Israel leía asiduamente en el trono y que disminuía el estreñimiento, pero podía aumentar los casos de hemorroides. Así que Miller zanja en su ensayo: “Si vuestras tripas no acaban de funcionar, consultad a un médico herborista chino. No os pongáis a leer para distraer la mente del asunto que os ocupa”.

 

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