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Fracasa el rescate de la primera nave que pisó un cometa

Los responsables de 'Philae' se resignan a perderla para siempre sin haber descargado todos sus datos científicos

Nuño Domínguez
Una de las imgágenes tomadas por 'Philae' después del aterrizaje. A la izquierda, uno de los pies de la sonda.
Una de las imgágenes tomadas por 'Philae' después del aterrizaje. A la izquierda, uno de los pies de la sonda.ESA

Podría ser una canción de David Bowie. De un lado, una nave de apenas un metro de largo a más de 200 millones de kilómetros de la Tierra, perdida en la superficie de un cometa, averiada y a punto de entrar en la órbita alejada del Sol donde las gélidas temperaturas la sumirán en un letargo del que probablemente nunca despierte. De otro, un puñado de ingenieros en el centro de control enviando mensajes de radio al espacio con la esperanza, cada vez más escasa, de escuchar una respuesta. ¿Puedes oírnos, Philae?

Durante 10 años, esta pequeña gran nave viajó a bordo de Rosetta, el buque insignia de la misión liderada por la Agencia Espacial Europea. Llegó a su destino en otoño de 2014. Mientras Rosetta quedó orbitando la superficie del cometa, donde descubrió un paisaje alucinante de acantilados, desiertos y cráteres que nunca se habían visto tan de cerca, Philae hizo el trabajo más duro: descender hasta la superficie del 67P/Churyumov-Gerasimenko, un amasijo de hielo y polvo que surca el espacio a unos 20 kilómetros por segundo. Fue la primera nave humana que consiguió hacer algo así y este hito tecnológico llegó a la Tierra en forma de datos, los primeros conseguidos a ras de suelo en un cometa. Antes de terminar algo salió mal y la sonda se apagó. Desde este verano no ha vuelto a dar señales de vida.

El domingo, los responsables de Philae intentaron resucitarla a la desesperada. El plan era enviar un comando por radio para activar su rueda de estabilización y darle una sacudida a la nave. Esto permitiría despejar el polvo de sus paneles solares y ganar unos minutos más de vida.

“Desafortunadamente los intentos para restablecer el contacto con Philae no han surtido efecto”, explica a Materia Stephan Ulamec, jefe del proyecto en la Agencia Espacial Alemana (DLR). “No hemos tenido ningún contacto con el vehículo, aunque los comandos de radio fueron enviados de acuerdo con lo planeado”, explica.

Ahora es prácticamente imposible saber cómo se encuentra el vehículo. El 67P acaba de atravesar su fase de máxima actividad, lo que probablemente haya enterrado a la nave o la haya hecho caer hasta un rincón donde no caerá ni un rayo de sol. Tampoco está claro si Philae puede comunicarse. “No podemos decir si es que no ha recibido los comandos, si estos no han podido ser ejecutados por falta de energía o si los transmisores están rotos”, detalla Ulamec.

Puede que Philae, equipada con varios instrumentos de investigación incluido un taladro para tomar muestras del suelo, aún almacene datos científicos que no pudo enviar y que se perderán para siempre. Por eso los ingenieros intentan comunicarse a toda costa antes de que sea demasiado tarde. Tras el intento fallido del domingo es probable que todo haya terminado, pero Rosetta seguirá buscando una señal de su compañera hasta mediados de este mes, según la DLR. En octubre, esta otra sonda terminará su vida útil y sus responsables la harán estrellarse contra el cometa.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

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