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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Desplazados internos en el Este del Congo, o el cuento de nunca acabar

Por José Luis García Barahona, Director de Oxfam en la República Democrática del Congo.

Estoy en Pinga, en la division de Walikali y Masisi, provincial de Kivu Norte, en la República Democrática del Congo. Trabajamos aquí dando asistencia a deplazados internos por conflicto. Dicho de otra manera, apoyamos agente que estaba viviendo en sus pueblos, en zonas remotas, donde tenían su tierra y poco más, hasta que un día aparece un grupo armado, asesina a unas cuantas personas, viola unas cuantas mujeres, se lleva unos cuantos niños y niñas y les roba todo lo que tienen. Ese día, los que sobreviven cogen lo poco que hayan podido salvar y se van andando hasta algún pueblo más grande, mas céntrico, que consideren seguro. Llegan allí sin nada, se suelen meter en la escuela, o el que tenga suerte, en casa de un familiar o amigo. Más tarde se les busca un espacio en el pueblo de acogida donde puedan construir una pequeña, pequeñísima cabaña donde meterse toda la familia. Eso es lo que el sector llamamos 'desplazados internos'. Un desastre.

Aquí en Pinga estamos rodeados de montañas con bosque muy denso, ideal para que los grupos armados puedan desparecer. Hay diferentes grupos armados en todas las direcciones, y los pueblos de alrededor han sido atacados varias veces, por lo que hay unos 20 mil desplazados en la zona. Son familias que ya tenían muy poco cuando ‘iba todo bien’ en su pueblo, pero ahora no tienen literalmente nada. Algún colchón, algún utensilio de cocina, quizás un azadón, algo de ropa y ya está. La gente de los sitios a los que llegan tampoco va sobrada, por lo que la llegada de miles de personas sin nada supone mas presión para las pocas letrinas que haya disponibles, para los puntos de agua (si los hay) por no hablar de la tierra para cultivar.

Uno de los representantes de desplazados me hizo una lista de memoria de las escuelas y puestos de salud que los grupos armados habían quemado en la zona. Un desastre. En Congo lleva años conseguir que alguien se acuerde de hacer una escuela en un pueblo perdido, de poner un profesor o no digamos de mandar un enfermero o una enfermera. Y en un pispás, todo se pierde.

Y así 20 años. Desde la proliferación de grupos armados en los años 90 hasta hoy, esto es continuo. Cuando en una zona hay calma y la gente empieza a volver a sus pueblos, en otra hay combates y nuevos desplazamientos a millares. Hoy día hay al menos 1 millón y medio de desplazados en Congo. Las ONG no damos abasto: nos la pasamos corriendo de un conflicto al otro, llevando agua, letrinas, comida a la gente que llega sin nada. ¿Sostenible? Pues no mucho, pero ¿cómo se lo explicamos a las familias que llegan sin nada a un pueblo, huyendo de los terribles combates?

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