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EEUU desactiva a Iliumyínov

El presidente de la FIDE delega casi todo su poder tras ser sancionado por la Casa Blanca

Leontxo García
Georgios Makrópulos (izquierda) junto a Kirsán Iliumyínov.
Georgios Makrópulos (izquierda) junto a Kirsán Iliumyínov.Chess-News

El Gobierno de EEUU triunfa donde Gari Kaspárov, Anatoli Kárpov y muchos otros fracasaron. Tras su inclusión en la lista negra de sancionados por colaborar con el Gobierno de Siria, el millonario ruso Kirsán Iliumyínov, presidente (desde hace 20 años) de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), se retira “de toda actividad legal, financiera o comercial” en ese organismo.

La decisión de Iliumyínov, aprobada de forma unánime por su Junta Directiva en una reunión urgente el domingo en Atenas, “le permitirá concentrarse en aclarar su situación ante el Departamento del Tesoro [de EEUU]”, se dice en un comunicado oficial firmado por el Director Ejecutivo de la FIDE, Nigel Freeman. En él también se anuncia que Iliumyínov ha emprendido acciones legales en EEUU, tras declararse inocente de las acusaciones, con el fin de que la sanción sea revocada. Durante todo ese proceso, el máximo representante de la FIDE será el griego Georgios Makrópulos, quien desde hace muchos años es el gestor principal de los asuntos importantes en el día a día.

La reacción urgente de la FIDE, sólo diez días después del anuncio de la sanción, se debe a las negociaciones para que la final del Campeonato del Mundo 2016 se celebre en EEUU, algo poco menos que imposible si el presidente de la FIDE está en la lista negra de las sanciones contra Siria. En realidad, los derechos comerciales sobre todo el ciclo del Mundial están cedidos por la FIDE a la empresa Agon (con oficina en EEUU y domicilio legal en el paraíso fiscal de Jersey), presidida por Ilya Merenzon, de origen ruso, quien asegura que la sede podría ser Nueva York o San Francisco, probablemente en noviembre. El noruego Magnus Carlsen, campeón del mundo, defenderá su corona ante el vencedor del Torneo de Candidatos, previsto para marzo en Moscú.

Las probabilidades de Iliumyínov de salir bien librado de este asunto parecen muy pocas, porque su argumento exculpatorio es harto peculiar. Según él, su amistad con el presidente sirio, Bachar El Asad, se debe solamente a su misión de divulgar el ajedrez, como las que mantuvo con el dictador iraquí Sadam Hussein, cuyo palacio visitó pocas horas de los bombardeos sobre Bagdad, y el libio Muamar El Gadafi, a quien visitó en Trípoli seis meses antes de que lo lincharan y ejecutaran. Es mucho más verosímil que el motivo de esas llamativas reuniones fuera comercial o político (misiones encubiertas del Gobierno ruso) o ambas cosas a la vez. Además de todo ello y de muchas excentricidades –la última es que quiere ser presidente de la FIFA-, Iliumyínov asegura que hace años fue secuestrado por unos extraterrestres con los que jugó al ajedrez en otro planeta. ¿Qué consideración puede merecer tal personaje en los foros internacionales o ante potenciales patrocinadores del ajedrez?

Por si todo eso fuera poco, el presidente de Turquía, Recep Erdogan, citó la semana pasada a “un conocido ajedrecista ruso” (sin mencionar su nombre) como una de las personas a las que acusa de traficar con el petróleo de los terroristas del autodenominado Estado Islámico. Varios medios de comunicación de diversos países han dado por seguro que se trata de Iliumyínov, pero ese presunto y gravísimo delito dista mucho de estar claro. La nota de prensa del Departamento del Tesoro de EEUU no acusa a Iliumyínov de vender ese petróleo a Siria, aunque tampoco lo descarta expresamente. En principio, el dirigente de la FIDE ha entrado en la lista negra por ser uno de los principales accionistas y el presidente de la Junta Directiva de un banco ruso acusado de trabajar estrechamente con el Gobierno de El Asad.

Además, parece muy poco probable que la FIDE recupere su credibilidad con esta medida tan aparente de su Junta Directiva. Si es verdad que Iliumyínov se hace un lado, será más cierto aún que el poder queda en manos de sus compañeros de equipo desde hace 20 años. El nuevo responsable máximo, Makrópulos, tuvo el indudable mérito de organizar dos Olimpiadas de Ajedrez en Tesalónica (Grecia) en 1984 y 1988. Pero la lista de motivos para elogiarlo es desde entonces mucho más exigua que sus hechos criticables.

Hay más realidades que invitan al pesimismo o incluso al esperpento. El presidente de la Federación Europea y miembro de la Junta Directiva de la FIDE, el georgiano Zurab Azmaiparashvili, ha dicho que el paso atrás de Iliumyínov “tiene como objetivo proteger el buen nombre de la organización”. Azmaiparashvili fue detenido durante la ceremonia de clausura de Calviá tras dar un cabezazo a un guardia civil que intentaba impedirle que subiera al escenario cuando no le correspondía. Las sospechas e indicios sólidos de corrupción abundante en la FIDE han sido permanentes desde que el filipino Florencio Campomanes sucedió al islandés Fridrik Olafsson, en 1982. Y un detalle difícil de explicar: hoy, tres días después de la decisión de la FIDE, Iliumyínov sigue figurando como presidente en la página oficial de ese organismo. ¿Qué pensarán cuando lo vean quienes supuestamente desean patrocinar el Mundial en EEUU?

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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