Experiencia
Los que crean en Dios, que recen. Por ellos y por todos los demás
Experiencia
Miro atentamente la encuesta del CIS. Advierto algunos detalles, por ejemplo que la horquilla del PSOE es de doce escaños, una variable desmesurada en proporción con la de sólo tres que se asigna a Ciudadanos, el partido que, según repiten machaconamente Rivera y los medios que le jalean, le pisa los talones. A mí no me salen las cuentas de una España dividida entre la derecha-derecha conocida y el centro-derecha por conocer, pero eso, de momento, es lo de menos. Lo de más es que el PP gana las generales en todas las proyecciones. Mientras Rajoy alardea de su experiencia y sus ministros insisten en la recuperación económica, me pregunto por qué se atreven a decir esas cosas. En España -sin contar con los jóvenes que han emigrado, con los mayores que se han cansado de ir al INEM, con los que se han muerto sin haber encontrado empleo- sigue habiendo los mismos parados que hace cuatro años, aunque la calidad de los contratos de los trabajadores es considerablemente inferior. Esa es la clave. Al final, va a ser cierto que la reforma laboral ha resultado decisiva para mejorar las cifras de la economía española, porque ha logrado que los contratos se precaricen hasta tal punto que los ERES han desaparecido del horizonte. Ya no quedan trabajadores indefinidos con indemnizaciones de cuarenta días por año trabajado que despedir. Los que empalman contratos miserables para cobrar veinte horas por trabajar cincuenta o sesenta, o más, elevan las cifras del consumo porque llevan demasiado tiempo sin comprarse ropa, zapatos, sin gastar un céntimo los fines de semana. Esta es la experiencia de la que alardea Rajoy. Estas son las medallas que se cuelgan sus ministros. Los que crean en Dios, que recen. Por ellos y por todos los demás.
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